jueves, 20 de marzo de 2014

¿Dónde Estan los Ucranianos?

En 1990 Ucrania contaba con 52 millones de habitantes. Al comenzar 2013 la población se  redujó a 45,5 millones. Después de veintitrés años con una tasa mínima de crecimiento de la población (0,5%), ésta debió llegar a 58 millones. ¿Dónde están los 13 millones que faltan? Se trata de la otra cara del fracaso económico de Ucrania y de su clase política  en sus veintitrés años de gobierno independiente . Un país que no progresa económicamente como ha sido el caso de Ucrania, obliga a su población a emigrar o lleva a las parejas a reducir fuertemente la natalidad.  Ambas situaciones han causado la caída de la población de Ucrania. Occidente comparte en Ucrania la responsabilidad de esta situación porque tuvo mucho que ver con  la llamada Revolución Naranja  que comenzó en el 2004 y terminó en medio de una caída del 15% del PGB en 2009. Para remediar la situación fue elegido en 2010 el hoy vilipendiado Yanukovich que no pudo sacar la economía del marasmo que heredó.


Está bien para los fabricantes de imágenes culpar de todas las desgracias de Ucrania a Yanukovich y santificar a Doña Yulia Timoshenko. Pero ambos, junto a sus secuaces que incluyen a los que hoy dirigen el gobierno de Kiev-Maidán, y los políticos, son responsables de las graves frustraciones de Ucrania. Han vivido una crisis pegajosa, una crisis de veintitrés años, el fracaso del intento de Ucrania por gobernarse a sí misma.


Buena parte de los 13 millones que no están han emigrado. La situación más vergonzosa para la dirección de un país y su elite  es  la incapacidad de darle a la propia población la posibilidad de labrar su futuro en el país. Es la situación que  acusa a los políticos de Ucrania, de todos los colores, afinidades y simpatías. Si en Ucrania hubiese existido una sólida sociedad civil hace tiempo que ella habría  despedido a su clase política.


No tiene nada de raro entonces que Crimea haya decidido irse del país de la frustración. En vez de emigrar masivamente los habitantes han preferido llamar a otras autoridades nacionales y a otra clase política, la rusa que a pesar de todos sus defectos ha volado mucho más alto que la de Ucrania. Y no será raro que otras provincias ucranianas quieran seguir  el mismo camino. Es el voto de las piernas, de los que huyen de la mediocridad, corrupción e incapacidad de sus autoridades y también  de sus odios.



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