Las Primarias de New Hampshire han trastornado el mapa de
las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, al situar a Sanders y
Trump como serios desafiantes de los candidatos del "establishment"
político: Hillary Clinton en el mundo demócrata y Marcos Rubio, Jeb Bush
y otros en el republicano. Ya era hora.
El país que se fundó y desarrolló en la
virtud política de los "Founding Fathers" hoy muestra los mismos
síntomas de agotamiento en su sistema político que países europeos como España
y Francia. Pareciera que la política en vez de buscar el bien ciudadano se ha
entrampado en una lucha de intereses, muchas veces inconfesos y misteriosos, de
pequeñas minorías que buscan sacar provecho para sí del poder público. Con este
propósito esas minorías no trepidan en engañar y confundir. Esta situación la
perciben los ciudadanos según manifiestan estudios de opinión recientes (Encuesta Gallup) que
mostraron que más del 60% de los ciudadanos quiere que emerja un tercer partido
cansados ya de la tiranía de los tradicionales, y que más del 80% desaprueba al Congreso de Estados Unidos (Una tendencia que alcanza niveles graves al menos en los últimos cuatro años). Es posible entonces
que lo sucedido en New Hampshire el apoyo desusado a los candidatos
"marginales", sea una indicación que ha comenzado a actuar la sorprendente
capacidad "regenadora" de la sociedad norteamericana, esa que ha
logrado sacar en el pasado a su país de graves crisis. Nada más equivocado que
dar antes de tiempo a Estados Unidos un certificado de defunción como gran
nación, pues la experiencia enseña que como un barco gigantesco de esos que hoy
navegan por los océanos del mundo, el cambio de rumbo tarda como un lento
proceso, pero llega.