El "Rechazo" al cambio de la Constitución en Chile comenzó con el paso cambiado cuando los defensores de ella la entregaron hace ya un año, a cambio de terminar con los incendios, los saqueos, los cortes de caminos, las agresiones, las sirenas. Quisieron el fin de la violencia y pensaron que lo podían comprar.
El triunfo del "Apruebo": Sandía Calada
El Acuerdo por la Paz de Noviembre del año pasado al que concurrió la Oligarquía de los Partidos (excepto algunos sectores de la Izquierda Extrema), tuvo un propósito muy claro como lo indica su nombre (Por la Paz), y concitó la casi unanimidad con la que el Parlamento lo implementó al aprobar el plebiscito que se llevó a cabo el 25 de Octubre recién pasado.
Si el plebiscito hubiese sido la semana siguiente a la firma del Acuerdo por la Paz los votantes habrían acordado por una mayoría aplastante tirar la Constitución a la basura. Tanto fue el efecto del terror y de la violencia que comenzó el 18 de Octubre con los incendios de la Estaciones del Metro. Triunfo absoluto de la violencia más aún cuando ella se vio reforzada por una marcha gigantesca de protesta. "El horno estaba para bollos" a causa del descuido por muchos años de los Gobiernos y de los parlamentarios (la oligarquía de los partidos al fin y al cabo) para atender las innumerables cuitas ciudadanas. Al terror a las bandas destructoras se sumó el terror de los parlamentarios y de la Presidencia a una opinión pública dispuesta a pedirles cuentas por sus negligencias y por los atropellos y abusos de muchos años a los ciudadanos.
El Partido de la Violencia Juega con Otras Reglas
El Acuerdo por la Paz mostró a poco andar, que ninguno de los que lo suscribieron manejaban al Partido de la Violencia y del Terror que continuó haciendo de las suyas con prescindencia de leyes, reglamentos o actos de autoridad. Este encontrón con la realidad despertó a algunos de los incautos que creyeron en el Acuerdo y que comenzaron entonces a dimensionar la atrocidad de él. Sí, atrocidad, porque una Asamblea Constituyente despoja al Poder Constituyente (Presidente y Congreso) de su principal atribución, la preparación de las leyes entre ellas la más importante, la Constitución. Al firmar el Acuerdo se firmó ni más ni menos, la declaración de incompetencia del Presidente y del Congreso. Si hubiesen renunciado a sus cargos el Presidente y los parlamentarios como correspondía, habría sido manifiesto el abismo al que precipitó al país la Oligarquía de los Partidos con el Acuerdo por la Paz.
Los Dirigentes de la Derecha, los Primeros en Abandonar el Barco
Buena parte de los líderes de la Derecha encabezados por el Presidente Piñera o apegaron derechamente al cambio constitucional o no se atrevieron a oponerse a él, y quemaron lo que habían adorado, la Constitución. A pesar que Piñera como candidato en la elección presidencial del 2017 rechazó cambiarla y con ese predicamento triunfó con el 56% de los votos
En la Derecha Ministros, alcaldes prominentes, parlamentarios, directivas de los Partidos se congregaron desde un primer momento en torno al "Apruebo". La UDI fue una excepción aunque su principal candidato presidencial Lavin y Longueira candidato presidencial el 2006 y factótum del Partido, abogaron también por el Apruebo. Para colmo en el último cambio de Gabinete, Piñera incorporó al Ministerio a dos destacados senadores de la Derecha por el Rechazo, Allamand y Pérez, que así abandonaron su rol activo en la oposición al cambio de Constitución. Piñera se declaró neutral, insólito un Presidente sin opinión en un tema fundamental para la República, aunque su apoyo al Apruebo se traslucía a las claras. El "Rechazo" desde el primer día quedó casi sin dirigentes, y enfrentó a un Apruebo que concitaba el apoyo de la gran mayoría de la Oligarquía de los Partidos.
El comportamiento de los dirigentes de la Derecha recordó al Capitán del Costa Concordia cuando naufragó, el crucero italiano cuyo capitán abandono el barco escondido en medio de uno de los botes para los pasajeros.
El Rechazo sin Mensajes
Los escasos e inexpertos dirigentes del Rechazo trataron de movilizar a los seguidores de la Derecha con un mensaje negativo, una campaña del terror en miniatura, nada de adecuada para un movimiento político que busca cautivar al electorado. No desnudaron la maniobra fraudulenta de los políticos -casi universalmente despreciados por los chilenos - que al ganar el Apruebo quedaron con el sartén por el mango pues nominarán la gran mayoría de los candidatos a la Constituyente. Ni acusaron la falta de respeto a los votantes del 2017 sobre quienes la oligarquía de los Partidos con su "Acuerdo por la Paz" pasó por encima olímpicamente, con desprecio absoluto a las reglas de la Democracia. Ni denunciaron la burla del Presidente y de los parlamentarios que se sacudieron el mandato constituyente que recibieron el 2017 sin renunciar inmediatamente a sus funciones. Y peor, no propusieron ni una sola reforma constitucional (hay muchas ineludibles) anclándose en fórmulas del pasado y haciendo gala de un inmovilismo casi patológico. Para colmo el "Rechazo" concentró sus esfuerzos en el apoyo a la Convención Mixta que permitía que los constituyentes salieran en un 50% del actual Congreso, esto en un momento en que los parlamentarios son detestados por la ciudadanía como es evidente en todas las encuestas.
La Pandemia
A partir de Marzo todo sucedió en un clima de Pandemia que hizo imposible una difusión normal de las ideas. La gravedad de la crisis sanitaria con sus cuarentenas, cifras de contagios y de muertos, crisis económica mayúscula, necesariamente llevó al plebiscito a un segundo plano que no guardaba relación con la trascendencia de la decisión política sometida a la consideración de los ciudadanos.
La Violencia
Por su parte el Partido de la Violencia y del Terror que allega aguas al molino de la Revolución, se encargó de aguijonear el temor de los ciudadanos con periódicas manifestaciones de violencia recordando que "el camino de la Paz" solo transitaba por el "Apruebo". Sería muy ingenuo pensar que los revolucionarios han dado por cumplida su tarea y se quedarán quietos. Ya probaron la eficacia de su herramienta y es absurdo creer que no la usarán para asegurar que la nueva Constitución se endilgará hacia sus objetivos
El "Apruebo" apostó contra Pinochet
La campaña de imagen del "Apruebo" fue simple pues eligió un muerto como contrincante: el General Pinochet. ¿Cómo se defiende un muerto, un personaje de una época pretérita, de un Chile y de un Mundo muy diferentes a los actuales? Han pasado ya cuarenta y siete años del Golpe Militar y treinta años desde que el General dejó el Poder; de su Constitución ya no queda ni el esqueleto por los muchos cambios obra de los gobiernos civiles que lo sucedieron. Una Constitución que hoy se presenta bajo el nombre del Presidente Lagos aunque éste como buen político, se da vueltas de carnero para sostener que sí fue efectivamente su Constitución, pero que no dice lo que el quería que dijese. Es fácil venderle a la opinión pública un cuento maldiciendo de un pasado lejano, un pasado que las campañas comunicacionales por 30 años han pintado como la quintaesencia de la maldad.
Los Medios de Comunicación
La Derecha olvidó que los Medios de Comunicación son importantes. La fracción de ella que promovió el Rechazo tuvo que enfrentar el despliegue publicitario de los sostenedores del Apruebo. En Chile aún radio y televisión influyen y mucho. Es un territorio que lo domina la Oligarquía Política y que puso sus armas a disposición del Apruebo.
La Opinión Pública
El Rechazo comenzó hace un año atrás como una minoría insignificante, un grupo de excéntricos que dudan de la Oligarquía Partidista por principio (yo entre ellos). De ahí en adelante sin dirigentes, sin mensajes positivos o adecuados, sin medios de comunicación, en plena Pandemia, era obvio que sería derrotado. ¿Qué lo fue por cifras muy amplias? Sí, definitivamente. Pero de ahí a creer que en el futuro la opinión pública enfrentada a dificultades que afecten su diario vivir comulgará con ruedas de carreta, es mucha ingenuidad. La historia política chilena muestra que la opinión pública es mudable y particularmente cuando siente amenazado su futuro, algo que debiera tener presente la Oligarquía Partidista y el Partido de la Revolución. ¡Es peligroso torear al Monstruo! ¡Y lo quieren torear!