sábado, 17 de octubre de 2015

Turquía Abre la Caja de Europa para Pagar el Costo de los Refugiados

El mundo se conmovió en Septiembre con el desplazamiento de los refugiados sirios y particularmente con las tristes imágenes del niño que apareció muerto en una playa de Bodrun, Turquía. La impresión y el dramatismo de las escenas que provocaron una campaña de solidaridad en todo el mundo, hicieron sin embargo olvidar algunas preguntas elementales para calibrar la tragedia que se apoderó del espacio y de los titulares de los Medios de Comunicación.

¿De dónde vienen los refugiados? ¿Cómo han podido llegar a Europa Occidental? ¿Llegan por mar o por tierra? ¿Han cruzado Turquía sin que nadie los viera? ¿Por qué ahora si la Guerra de Siria se desató hace ya varios años? ¿Cómo pudieron salir de los campos de refugiados o cruzar la frontera turca? ¿Vio alguien una flota por el Mediterráneo transportando refugiados sirios? ¿Qué cambió en la Guerra Siria que produjo la explosión de refugiados?

A la opinión pública internacional sensible a emociones y sentimientos  más que a razones, le bastó con la avalancha de imágenes de los refugiados sirios  en los Medios de Comunicación.  Hasta que como suele suceder con las campañas de los Medios, se produjo el silencio. La energía que movió a los refugiados en una ola de desesperación pareció aquietarse repentinamente y el confiado auditorio mundial pudo concentrar nuevamente su atención en los infinitos asuntos que día a día conmueven a un mundo sobre saturado de noticias.




Pero hace dos días se aclaró el asunto de los "refugiados sirios". La Unión Europea subió la puntería y acordó entregar tres mil millones de euros a Turquía para ayudarla a sostener los dos millones de refugiados  que ha recibido de Siria, Afganistán e Iraq (Inicialmente había ofrecido solo 500 millones de Euros y con cargo a fondos que la Unión Europea debía girar por otros conceptos a Turquía). Parte del acuerdo incluirá la recepción de cientos de miles de refugiados en las tierras de la Unión Europea, lo que contribuirá al alivio de la carga turca. Queda por definir aún la situación de los refugiados que Europa rechace por considerar que no se les aplica esta calificación. Los europeos quieren que los turcos los reciban nuevamente en su territorio a lo que éstos se niegan, a menos que la Unión Europea acepte el libre tránsito de los turcos por su  territorio. Dos asuntos diferentes pero así son estas negociaciones: "Me das y te doy". Se dice también que el acuerdo vendría acompañado de la reanimación del cadáver que hoy es la incorporación de Turquía a la UE. Bonitas palabras para un programa sobre el que dudan tanto europeos como turcos, estos últimos espantados por la suerte que han corrido en la Unión sus vecinos griegos y por las interminables desgracias europeas que aún están lejos de resolverse.

Así que después de las noticias de esta semana todo hace pensar que la "ola" de refugiados que conmovió al mundo no fue más que un "apretón de tuercas" turcas al bolsillo europeo. Se levantaron las barreras de los campos de refugiados para hacer sentir a Europa lo que podría ser la llegada de dos millones de refugiados que hoy contiene Turquía en su frontera con Siria. Así se explica el libre tránsito que los refugiados tuvieron en Turquía y que les permitió llegar a las playas del Egeo para cruzar cortas distancias que las separan de islas griegas. Naturalmente no hubo intervención de la Armada turca que bien podría haber detenido la navegación de la flotilla de botes de todos los tipos (hasta motos de agua) usados por los refugiados en su intento de llegar a costas europeas. Lesbos que ha sido una de las islas preferidas de los refugiados, está a solo 15 km de Assos, el pequeño pueblo que alberga hermosas ruinas griegas y que es visitado diariamente por cientos de turistas. El telón de fondo del antiguo teatro de Assos y del Templo de Atenea es el Egeo y la Isla de Lesbos.

El mundo ya bien sabe que el bolsillo europeo no es precisamente generoso. Ni los ciudadanos ni las autoridades están dispuestas a sacrificar recursos en el bienestar de infelices extranjeros, ni aunque la infelicidad de ellos sea la consecuencia de guerras urdidas en los gabinetes occidentales. Iraquíes, afganos, libios y sirios han aprendido que Occidente agarra a sus presas y no las suelta hasta dejarlas exánimes. No es de extrañar entonces que los turcos expusieran a los europeos a una dosis relativamente pequeña de refugiados para que los dirigentes europeos entendieran que en este asunto no se pueden "ir por la tangente".

Los turcos dicen que ya han gastado siete mil millones de euros y que el mundo debe ayudarlos a cargar con los refugiados, un argumento que parece correcto si se olvida que los turcos junto a los saudíes y los pequeños países del Golfo Pérsico, han allegado mucha leña  a la hoguera siria. ¿De dónde  ha venido de otra manera el apoyo del Estado Islámico y de Al Nusra (Al Qaeda en Siria) la otra fuerza que se enfrenta con el Gobierno de Siria?

No se puede descartar que las mismas autoridades europeas hayan pedido a los turcos el envío de una ola de refugiados para que la aceptación de un programa formal de acogida de refugiados fuese bien digerida por la opinión pública europea ya que bien se sabe que sobre este asunto hay divisiones profundas en Europa. Alemania al menos se conmovió profundamente con la desgracia de los que llegaron. Doña Angela Merkel  inicialmente reaccionó generosamente ante la ola de inmigrantes que invadían su pais, siguiendo por lo demás el sentir mayoritario de sus conciudadanos. Por eso ahora se la postula al Premio Nobel de la Paz. Ergodan el Presidente turco en cambio dijo que la acogida que Turquía ha dado a los dos millones de refugiados no es por un premio humano, sino por imperativos que vienen de Dios. Así están las cosas entre Turquía y Europa: por un lado los que creen en la autonomía del ser humano, por otro una sociedad que no pierde vista el poder de lo sobrenatural. ¿Podría haber asociación entre ellos cuando los caminos siguen por vías divergentes?  

Como siempre las genialidades políticas las pagan inocentes seres humanos. ¿Debió morir el niño de Bodrun para que Europa se conmoviera y abriera sus puertas y bolsillos a los refugiados, víctimas inocentes de las jugarretas de los todopoderosos de este mundo?

¿Debieron morir hace dos días los cuatro niños que junto a su familia cruzaban el estrecho que separa a Lesbos de Turquía?

Otra tragedia imperdonable. ¿Qué espera Occidente para meter en vereda a los "hacedores de guerra" enquistados en los centros de poder de sus Gobiernos y de la Otán? 

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