miércoles, 6 de enero de 2016

Grandeza de Douglas Tompkins


  


La muerte de Douglas Tompkins el 8 de Diciembre  conmovió a Chile y a muchos en el mundo. Por su conocimiento y experiencia de la Región de Aysén, él mejor que nadie, pudo haber evitado las desgraciadas circunstancias del accidente  que causaron su muerte. "Estaría de Dios" habrían dicho antaño los campesinos. Escenario de la tragedia fue el lago General Carrera, una de las grandes bellezas naturales de la Patagonia, el territorio que él convirtió en la misión de su vida.

Que su muerte haya causado un fuerte impacto no es extraño. Douglas Tompkins probó ser un hombre sobresaliente, radicalmente comprometido con la naturaleza que consideraba como un ingrediente esencial para la vida humana.

Surgió de una familia acomodada (sus padres se dedicaron al arte y a las antigüedades) del East Coast de los Estados Unidos. Expulsado de su colegio de educación media por actos de indisciplina menores, no solo no terminó ésta sino que renunció a la tradición familiar de buenos estudios universitarios porque como declaró en una  entrevista del diario La Nación de Argentina de un par de años atrás, "no dejé como dijo Mark Twain, que la escolaridad interfiriera con mi educación". Es una declaración sorprendente viniendo de un norteamericano y que hace pensar en un joven Tompkins muy independiente y de férrea voluntad. Aprendió él entonces en la universidad de la vida que suele enseñar muchas veces más que la universidad académica. 

Fue gran deportista: esquiador (integrante del equipo olímpico de su país), escalador desde los doce años (Subió el Fitz Roy por una nueva ruta, en la que encuentra la que llamó "esa desafiante pared vertical de hielo"), aficionado al excursionismo y al Trekking en las montañas, y por supuesto amante del kayak. Como empresario contribuyó a formar la que hoy es una famosa compañía, North Face, aunque prefirió concentrarse en el exitoso desarrollo de Esprit. Vendió su participación en ésta cuando ya estaba consolidada y por eso contó con cuantiosos recursos para llevar a cabo lo que entonces era su gran preocupación: la protección de la naturaleza. 
El monte Fitz Roy que Tompkins escaló en su juventud