La muerte de Douglas Tompkins el 8 de Diciembre conmovió a
Chile y a muchos en el mundo. Por su conocimiento y experiencia de la
Región de Aysén, él mejor que nadie, pudo haber evitado las
desgraciadas circunstancias del accidente que causaron su muerte.
"Estaría de Dios" habrían dicho antaño los campesinos. Escenario de
la tragedia fue el lago General Carrera, una de las grandes bellezas naturales
de la Patagonia, el territorio que él convirtió en la misión de su vida.
Que su muerte haya causado un fuerte
impacto no es extraño. Douglas Tompkins probó ser un hombre sobresaliente,
radicalmente comprometido con la naturaleza que consideraba como un ingrediente esencial para la vida humana.
Surgió de una familia acomodada (sus padres se dedicaron al arte y a las antigüedades) del East Coast de los Estados Unidos. Expulsado de su colegio de educación media por actos de indisciplina menores, no solo no terminó ésta sino que renunció a la tradición familiar de buenos estudios
universitarios porque como declaró en una entrevista del diario La Nación de Argentina de un par de años atrás, "no dejé como dijo Mark Twain, que la escolaridad interfiriera con mi educación". Es una declaración sorprendente viniendo de un norteamericano y que hace pensar en un joven Tompkins muy independiente y de férrea voluntad.
Aprendió él entonces en la universidad de la vida que suele enseñar muchas veces más que la
universidad académica.
Fue gran deportista: esquiador (integrante del equipo olímpico de su país), escalador desde los doce años (Subió el Fitz Roy por una nueva ruta, en la que encuentra la que llamó "esa desafiante pared vertical de hielo"), aficionado al excursionismo y al Trekking en las montañas, y por supuesto amante del kayak. Como empresario contribuyó a formar la que hoy es una famosa compañía, North Face, aunque prefirió concentrarse en el exitoso desarrollo de Esprit. Vendió su participación en ésta cuando ya estaba consolidada y por eso contó con cuantiosos recursos para llevar a cabo lo que entonces era su gran preocupación: la protección de la naturaleza.
Temprana Cercanía con la Patagonia
En la década de los Sesenta, con poco más de veinte años, recorrió la Patagonia Argentina. Regresó a ella en 1968 de veinticinco años, para el ascenso del Fitz Roy, en un viaje que duró seis meses y que le permitió conocer buena parte de Latino América. Por eso cuando Tompkins compró sus primeras tierras ayseninas en 1991, era ya un hombre experimentado en la Patagonia. Que se haya encantado con ella no es extraordinario. Es la reacción de muchos que la conocieron en su juventud y nunca olvidaron las impresiones que les dejaron sus bellezas.
Tompkins, Un Enigma para los Chilenos
Durante un largo tiempo Tompkins fue un enigma para los chilenos. No podía ser de otra manera. Cuando se instaló en las tierras que adquirió al norte de Chaitén en 1991 (el actual Parque Pumalín) Douglas Tompkins era un "gringo", rico, empresario, latifundista y pasaba por ser un ecologista extremo. Todos ingredientes suficiente para despertar las suspicacias y recelo de los colonos locales y de los ciudadanos chilenos. A ello se sumó que Tompkins eligió como lugar de residencia una zona desconocida y misteriosa para al menos el 99% de los chilenos.
Nació entonces una especie de leyenda negra que lo acompañó durante muchos años: que quería dividir el territorio chileno, que era un agente del Estado de Israel a la búsqueda de una nueva base en la Patagonia, que buscaba barrer a los colonos de la Patagonia chilena, que prefería los animales al ser humano, etc. Por muchos años las Fuerzas Armadas, las autoridades, muchos políticos y buena parte de la población chilena lo consideraron casi como un enemigo. No se entendía su afán por comprar y comprar tierras en la Región, cientos de miles de hectáreas, valles completos, desembolsando sumas ingentes de su patrimonio. Extranjeros más sofisticados creían ver en estas compras maniobras de negocios, una forma de reducir impuestos en Estados Unidos, negocios ocultos o incluso fraudulentos. No estaba en los cálculos de casi nadie que Douglas Tompkins fuese sincero y que su propósito real fuera salvar tierras para proteger la naturaleza. Poca gente creía que para él el lujo fuese una vida simple rodeada de una naturaleza maravillosa y única. No. Eso para la gente en Chile era la antítesis de lo que se supone busca un millonario norteamericano.
Fue gran deportista: esquiador (integrante del equipo olímpico de su país), escalador desde los doce años (Subió el Fitz Roy por una nueva ruta, en la que encuentra la que llamó "esa desafiante pared vertical de hielo"), aficionado al excursionismo y al Trekking en las montañas, y por supuesto amante del kayak. Como empresario contribuyó a formar la que hoy es una famosa compañía, North Face, aunque prefirió concentrarse en el exitoso desarrollo de Esprit. Vendió su participación en ésta cuando ya estaba consolidada y por eso contó con cuantiosos recursos para llevar a cabo lo que entonces era su gran preocupación: la protección de la naturaleza.
El monte Fitz Roy que Tompkins escaló en su juventud |
Temprana Cercanía con la Patagonia
En la década de los Sesenta, con poco más de veinte años, recorrió la Patagonia Argentina. Regresó a ella en 1968 de veinticinco años, para el ascenso del Fitz Roy, en un viaje que duró seis meses y que le permitió conocer buena parte de Latino América. Por eso cuando Tompkins compró sus primeras tierras ayseninas en 1991, era ya un hombre experimentado en la Patagonia. Que se haya encantado con ella no es extraordinario. Es la reacción de muchos que la conocieron en su juventud y nunca olvidaron las impresiones que les dejaron sus bellezas.
Tompkins, Un Enigma para los Chilenos
Durante un largo tiempo Tompkins fue un enigma para los chilenos. No podía ser de otra manera. Cuando se instaló en las tierras que adquirió al norte de Chaitén en 1991 (el actual Parque Pumalín) Douglas Tompkins era un "gringo", rico, empresario, latifundista y pasaba por ser un ecologista extremo. Todos ingredientes suficiente para despertar las suspicacias y recelo de los colonos locales y de los ciudadanos chilenos. A ello se sumó que Tompkins eligió como lugar de residencia una zona desconocida y misteriosa para al menos el 99% de los chilenos.
Nació entonces una especie de leyenda negra que lo acompañó durante muchos años: que quería dividir el territorio chileno, que era un agente del Estado de Israel a la búsqueda de una nueva base en la Patagonia, que buscaba barrer a los colonos de la Patagonia chilena, que prefería los animales al ser humano, etc. Por muchos años las Fuerzas Armadas, las autoridades, muchos políticos y buena parte de la población chilena lo consideraron casi como un enemigo. No se entendía su afán por comprar y comprar tierras en la Región, cientos de miles de hectáreas, valles completos, desembolsando sumas ingentes de su patrimonio. Extranjeros más sofisticados creían ver en estas compras maniobras de negocios, una forma de reducir impuestos en Estados Unidos, negocios ocultos o incluso fraudulentos. No estaba en los cálculos de casi nadie que Douglas Tompkins fuese sincero y que su propósito real fuera salvar tierras para proteger la naturaleza. Poca gente creía que para él el lujo fuese una vida simple rodeada de una naturaleza maravillosa y única. No. Eso para la gente en Chile era la antítesis de lo que se supone busca un millonario norteamericano.
Podría haber desmentido los rumores y las
acusaciones de que fue víctima. Como lo demostró la campaña que impulsó contra
HidroAysén, tenía condiciones de sobra para dirigir una campaña de opinión que
le diera una buena imagen. Prefirió no malgastar su tiempo en una actividad
como ésa y concentrarse en lo que realmente le interesaba: la creación de una
red de campos en la Patagonia (tanto en Chile como en Argentina) en los que la naturaleza fuese la protagonista, y por eso asumió la incomprensión de chilenos y argentinos. Alguien que lo conoció de cerca cuenta que
Tompkins decía que su problema con los chilenos era que éstos no tenían
ninguna idea sobre lo que debía ser un Parque Nacional.
Chile fue afortunado con la nueva visión que Tompkins aportó al país. No hay que apurar mucho la discusión para coincidir que la Patagonia ha sido enfrentada por el Estado de Chile con criterio minorista. Y quizás este juicio es aún generoso porque la verdad de las verdades es que los Gobiernos de turno, todos, a excepción de los dirigidos por militares, los de Ibáñez y Pinochet, han demostrado no tener idea que hacer con este territorio que es Aysén (Patagonia chilena), una verdadera joya de la naturaleza, desconocida y virgen hasta hace poco más de cien años atrás.
Chile fue afortunado con la nueva visión que Tompkins aportó al país. No hay que apurar mucho la discusión para coincidir que la Patagonia ha sido enfrentada por el Estado de Chile con criterio minorista. Y quizás este juicio es aún generoso porque la verdad de las verdades es que los Gobiernos de turno, todos, a excepción de los dirigidos por militares, los de Ibáñez y Pinochet, han demostrado no tener idea que hacer con este territorio que es Aysén (Patagonia chilena), una verdadera joya de la naturaleza, desconocida y virgen hasta hace poco más de cien años atrás.
El Lago General Carrera, escenario del accidente que llevó a Douglas Tompkins a la muerte. |
Aysén, El Dorado para Tompkins
Afortunadamente Aysén no es generoso en
tierras de colonización. Poco más del 5% de su superficie es apropiado para el
establecimiento de animales y humanos, por lo que el grueso de la superficie
está tan virgen como la encontraron los primeros pobladores. En sus 120.000
kilómetros hoy viven apenas 120.000 habitantes. Así es que Douglas Tompkins se
encontró en Chile con un lugar único en el mundo que se avenía como anillo al dedo a sus
propósitos. Y
pensó en grande, como no podía ser de otra manera con una persona que nació a los
negocios en un lugar donde se piensa en grande, en Estados Unidos. Además
contribuyó a su visión su exitosa trayectoria empresarial internacional.
Paisaje de Aysén |
Él vio que Aysén si se protege su naturaleza adecuadamente, puede atraer una gran cantidad de visitantes que generen más ingresos con el turismo de la naturaleza que con actividades agrícolas tradicionales o con las grandes centrales hidroeléctricas. Anuló la crítica de muchos
empresarios y economistas chilenos, llenos de pesadillas por la idea de tener
un territorio (con mucha agua además) aparentemente ocioso. En los casi
veinticinco años transcurridos desde la llegada a Chile de Tompkins, en otra zona más austral de Chile, Magallanes (Puerto Natales, Torres del
Paine), se pudo observar lo que consigue el turismo de
naturaleza. Lo mismo que en Costa Rica, otro
ejemplo palpable de una estrategia exitosa de promoción del turismo de
naturaleza. Hoy en pleno reino de las grandes ciudades, es evidente la necesidad apremiante del ser humano de acercarse a lugares que le sean naturales. Así las ideas de Tompkins han mostrado tener más realismo que las de los "hombres
prácticos" que suelen vivir anclados a visiones del pasado.
Tompkins e HidroAysén
Pero su grandeza se demostró no solo en
esta su gran idea para Aysén. Sin él la campaña contra el establecimiento de la
grandes represas hidroeléctricas planteadas por el proyecto que se llamó HidroAysén,
habría zozobrado a poco andar. ¿Quién le habría "hecho el peso" a la
sociedad de Endesa España (en ese entonces de un Estado Español lleno de
billetes que hoy sabemos eran prestados) con sus socios en Chile, los
grandes empresarios que se conocen como el "Grupo Matte"? Fue
necesario un Douglas Tompkins con los recursos, visión y contactos de un gran
empresario norteamericano, el que impidió que la oposición a HidroAysen
se achicara y fuera derrotada. Menuda sorpresa para los burócratas de
Endesa España, una empresa estatal de un país con altos índices de corrupción, el darse cuenta con
quien se las habrían de ver. Tompkins alteró la ecuación: hizo que los socios
de HidroAysén miraran a sus contrincantes hacia arriba en vez de pisotearlos en
"un dos por tres", como deben haber pensado se jugaría un juego que
prometía ser muy fácil. Douglas Tompkins probó ser mucho para ellos. Con buenos
enfoques de marketing propios de un empresario exitoso en los Estados Unidos,
hizo consciencia en el pueblo chileno siempre generoso cuando se trata de dar
peleas justas, que había que salvar Aysén de quienes lo querían
convertir en un gran campo eléctrico. Se produjo una simbiosis inesperada de
Tompkins con los chilenos que antaño habían desconfiado de él. Pero fue porque
su hábil mensaje caló hondo y por eso los políticos inicialmente muy generosos
con HidroAysén tuvieron que recular, y al fin de cuentas los españoles de
Endesa (comprados no hace mucho por ENEL de Italia) y el Grupo Matte se
rindieron y renunciaron al proyecto gigantesco que planteaban.
La Herencia de Douglas Tompkins
La Herencia de Douglas Tompkins
La tarea nada de fácil de llevar a buen
puerto las ideas de Douglas Tompkins probará si el Estado de Chile
aprendió algo en los últimos veinte años y si es capaz de mover sus
paquidérmicas extremidades para que Chile pueda ofrecer al mundo el lugar
maravilloso, natural y en buena parte virgen, que hoy es Aysén.
La idea de una gran red de parques nacionales en Aysén no es una ilusión. Douglas Tompkins demostró que es posible y gracias a su esfuerzo y tenacidad que le permitieron adquirir grandes superficies de tierra y a su generosidad con Chile y Aysén, la Región que lo encantó, será posible en un futuro próximo que sus campos constituyan esta red de parques nacionales. Para eso el Estado de Chile tendrá que estar a la altura de su benefactor, con la capacidad de organizar adecuadamente los Parques en las tierras que reciba en donación. Tompkins con parsimonia y mucha paciencia, fue construyendo acuerdos respecto al futuro de sus tierras para asegurar que ellas no se desvíen del objetivo que él se planteó, que sirvan efectivamente de áreas de protección de la naturaleza. ¿Habrá asimilado ya este "cabeza dura" que es el Estado de Chile las lecciones y la visión de Tompkins?
Si las grandes figuras que destacaron en la colonización de Aysén abrían con machetes sendas por la selva fría, cien años más tarde Tompkins con su visión y arrojó, abrió el camino para un Aysén que llegará como el GRAN PARQUE que trae el reencuentro del ser humano agobiado por el desarrollo de las ciudades modernas, con la Naturaleza, fuente de su verdadero BIENESTAR.
La idea de una gran red de parques nacionales en Aysén no es una ilusión. Douglas Tompkins demostró que es posible y gracias a su esfuerzo y tenacidad que le permitieron adquirir grandes superficies de tierra y a su generosidad con Chile y Aysén, la Región que lo encantó, será posible en un futuro próximo que sus campos constituyan esta red de parques nacionales. Para eso el Estado de Chile tendrá que estar a la altura de su benefactor, con la capacidad de organizar adecuadamente los Parques en las tierras que reciba en donación. Tompkins con parsimonia y mucha paciencia, fue construyendo acuerdos respecto al futuro de sus tierras para asegurar que ellas no se desvíen del objetivo que él se planteó, que sirvan efectivamente de áreas de protección de la naturaleza. ¿Habrá asimilado ya este "cabeza dura" que es el Estado de Chile las lecciones y la visión de Tompkins?
Si las grandes figuras que destacaron en la colonización de Aysén abrían con machetes sendas por la selva fría, cien años más tarde Tompkins con su visión y arrojó, abrió el camino para un Aysén que llegará como el GRAN PARQUE que trae el reencuentro del ser humano agobiado por el desarrollo de las ciudades modernas, con la Naturaleza, fuente de su verdadero BIENESTAR.
Las dudas sobre Tompkins han quedado
disipadas. En Aysén fue una persona simple y sencilla, ejemplo de la austeridad y el equilibrio que nacen del respeto a la naturaleza. Su vida y su muerte hablan de una persona consecuente y honesta.
Chile debe sentir orgullo por Douglas Tompkins que quiso avecindarse en su territorio. Sus restos hoy descansan en la tierra aysenina.
"De ninguno sea tocada, porque esta empresa, buen Rey, para mí estaba guardada".
Chile debe sentir orgullo por Douglas Tompkins que quiso avecindarse en su territorio. Sus restos hoy descansan en la tierra aysenina.
"De ninguno sea tocada, porque esta empresa, buen Rey, para mí estaba guardada".
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