Las señales de apoyo militar de Rusia a Venezuela no son recientes.
El año 2018
Rusia envió una delegación militar a Venezuela encabezada por el Vice
Comandante del Ejército ruso y acompañada de dos bombarderos estratégicos (los
que transportan bombas atómicas), una evidencia de estrechas relaciones militares entre ambos países. Pero
mucho antes, el 2005 Rusia firmó un acuerdo para abastecer de armas a Venezuela.
Señales sorprendentes de todos modos porque ambos países políticamente estaban y
están en las antípodas: una Rusia moralmente conservadora que consolida un régimen de libertad económica
versus una Venezuela revolucionaria que aún ensaya las viejas, absurdas y ineficaces fórmulas económicas del socialismo latinoamericano. ¿Qué
pudo acercar a Rusia y Venezuela? ¿Rusia a la búsqueda de un nuevo Imperio? ¿Rusia
como campeona de la Justicia y del Derecho?
¿Rusia Imperial?
Los Centros
Académicos de Estados Unidos y los Medios de Comunicación de Occidente, siempre recurren para
explicar el comportamiento ruso a una especie de tendencia atávica del eslavismo
ruso que conduce de manera inexorable a
Rusia al desarrollo imperial. Fórmula fácil de vender en Occidente que hace dos siglos vio a las tropas rusas en
el Norte de Italia y que poco después de la derrota de Napoleón en la que el
Ejército de Rusia fue un factor determinante, llevaron de la mano por París al
nuevo rey de Francia. Un Occidente que vivió aterrado por la Rusia Soviética entre
las dos grandes guerras de la primera mitad del siglo XX, pensando que caía bajo
el yugo de Stalin. La misma Rusia Soviética que posteriormente puso de rodillas
al Ejército Alemán (Alemania era y es Occidente dijo el pensador inglés A.
Toynbee en 1953) y a toda la coalición europea que lo acompañó en la Segunda
Guerra Mundial, y que como consecuencia dominó el Centro y el Este de Europa.
La Rusia Soviética que fue una pesadilla para Estados Unidos por más de cuarenta
años durante la llamada Guerra Fría. Nada más fácil entonces difundir en Occidente
la imagen de Rusia como la de una Rusia Imperial y pensarla hoy como una
potencia a la búsqueda de un Imperio.
Sin embargo
una de las causas del fin de la URSS fue el convencimiento de Rusia que continuar
sosteniendo a la URSS y su Imperio era una insensatez, al régimen que fue causa de
las dificultades de la vida diaria de los rusos; y también la
idea sentida profundamente por los rusos (víctimas de una violencia masiva nunca
vista en la historia de la civilización, durante 30 años en la primera mitad
del siglo XX) y proclamada en 1973 por Solzhenitsyn maestro ideológico de Putin,
que Rusia necesitaba largos años de paz para recuperar a la Nación (200 años
precisó el pensador ruso).
Hoy Rusia no
necesita nuevos territorios que la hagan anhelar acciones de conquista y en la
que pueda encontrar recursos naturales que le sobran en su propio territorio.
Bastantes problemas tiene ya con una Siberia gigantesca y con poca población para su extenso territorio.
Pensar en
Rusia como una potencia imperial es una estupidez mayúscula. No va por ahí el
interés de Rusia en Venezuela.
¿Rusia Justiciera?
La solidaridad de los oprimidos es difícilmente creíble como causa de la amistad ruso venezolana. Parafraseando
una máxima de las Relaciones Internacionales Rusia no tiene amigos, tiene
intereses (como todos los países). Ambos países es claro, son víctimas efectivamente de sanciones
impuestas unilateralmente por Estados Unidos al margen del Derecho
Internacional y de las instancias de resolución de disputas internacionales. ¿Aceptaría
sin embargo Rusia enfrentar a Estados Unidos y arriesgar su propia existencia en un acto de generosidad
con el infeliz pueblo venezolano? Imposible creerlo. Las relaciones
internacionales sencillamente no se guían por principios caritativos y en las que la generosidad sea un rasgo distintivo.
La Realidad Es Muy Diferente
El último
capítulo en el desarrollo del cerco de Estados Unidos a Rusia (en preparación
una columna con “el raconto” de la guerra subterránea entre Rusia y Estados
Unidos en el siglo XXI) es la instalación reciente de misiles en Polonia y
Rumania que pueden atacar a Rusia en breves minutos. Y llegado a este punto es
posible apreciar la importancia de Venezuela para Rusia.
Venezuela es un territorio que le
permite a Rusia equilibrar las acciones de Estados Unidos en el Centro Este de
Europa.
Eso explica
la determinación con la que el Ministro Ruso Lavrov manifestó el apoyo de Rusia
a Venezuela incluyendo el apoyo militar, en respuesta al apoyo de Estados
Unidos a Guaidó en la reciente visita de éste a Washington. Nada mejor para
Rusia y China que encontrar un territorio a disposición de ellos cerca del
territorio norteamericano.
Lo que no
puede pasar desapercibido es que si Rusia se atreve a incursionar en un “patio
trasero” de Estados Unidos es porque se siente fuerte. ¿Qué explica esta
fortaleza? Sin duda por un lado, sus nuevos armamentos que reducen gravemente la
eficacia del arsenal de Estados Unidos, los misiles hipersónicos. Por otro, la compañía
de China que si ya es 27% más grande económicamente que Estados Unidos (de acuerdo al poder de compra, la única
medición real para medir el tamaño de la economía de un país), en diez años más será al menos 50% más grande. Por su parte
la economía rusa en términos reales es prácticamente igual a la economía
alemana a pesar de todas las sanciones y limitaciones que le ha impuesto
Occidente. Enfrentada a Estados Unidos Rusia cuenta no solo con el poderío
inmenso de China. También con el apoyo de Irán, buena parte de Iraq y Siria,
todos dispuestos a tener “boots on the ground”, algo que Estados Unidos y sus
aliados europeos, empachados de bienestar y embriagados por la prosperidad, no
aceptan para sus sociedades.
Rusia ya
está harta de la hostilidad de Estados Unidos que tiene como hobby favorito
impedir el resurgimiento de Rusia y que ha hecho todo lo posible salvo la
guerra militar frontal, para detenerlo.
Conscientes los rusos que los norteamericanos solo saben de la guerra
por Hollywood, piensan que de sobrevenir una guerra que posiblemente acabara con Rusia, su tarea antes de eso, es causarle a Estados Unidos un daño inolvidable
por cientos de años.
¿Y Venezuela?
¿Y Venezuela?
Es trágico
que en el enfrentamiento entre Rusia-China y Estados Unidos, Venezuela se haya prestado por sus miserias a
servir de base para el conflicto de las grandes potencias. Ella abrió laspuertas del mundo latinoamericano a la guerra mundial subterránea. Sería
mucha ingenuidad pensar que Rusia y China no aprovecharán que han puesto un pie
en un territorio que en la Guerra Fría se consideraba privativo de Estados
Unidos, para neutralizar a los que se consideren aliados más cercanos a Estados
Unidos en Latino América. Muy posiblemente ello es una buena explicación a las revoluciones que recientemente se han visto en
Ecuador, Colombia, Chile y Panamá, y que naturalmente aprovechan las falencias sociales
y económicas que existen en ellos. Todos países cuyos gobiernos actuales se
acercaron imprudentemente a Estados Unidos y abandonaron la neutralidad, convencidos con
una imagen anclada en el pasado, que Estados Unidos es una Super Potencia que
protege a sus aliados.
Venezuela y
Cuba, aunque les duela a los trogloditas de la Revolución en América Latina, hoy
son títeres de sus nuevos amos: China y Rusia. Ellos ponen la música. Maduro y
su séquito en Venezuela y los descendientes de los Castros en Cuba, bailan.