domingo, 21 de marzo de 2021

La Génesis del Estados Unidos Imperial

"Las necesidades de un crecimiento interno son incomparablemente más importantes para nosotros, como pueblo, que la necesidad de una expansión externa de nuestro poder. El conjunto de la historia del mundo demuestra que los pueblos que crearon imperios sufrieron siempre espiritualmente, como resultado de ello".

Alexander Solzhenitsyn, Moscú 1973


A Estados Unidos llegar a la cima del mundo, al poder imperial, le salió fácil, demasiado fácil. Sin su intervención una tras otra las potencias europeas le abrieron el paso y abandonaron su posición tradicional. La última fue la Unión Soviética que equivocó el camino para resolver los problemas de la Modernidad y que se disolvió pacíficamente, como una pera que se cae de madura.

Para Estados Unidos un recién llegado a los asuntos mundiales en el siglo XX, el Imperio fue ineludible. Cualquiera que haya sido su preferencia, no tuvo opciones. El poderío material que había construido lo dejó como el único país que podía tomar el bastón de manos de una Europa desfalleciente 

Europa había sufrido no solo las dos guerras mundiales, también la Revolución Comunista en Rusia, la Guerra Civil en España y el fin de los Imperios Austro Húngaro y Otomano decretados al fin de la Primera Guerra por políticos europeos  en el colmo de su borrachera política. 

Todas estas catástrofes europeas suceden en la primera mitad del siglo XX.  Años antes las consecuencias económicas del gran cambio tecnológico que fue la Revolución Industrial, ocasionaron la gran emigración europea principalmente a Estados Unidos, pero también a Canadá, Australia y Argentina. Otra hemorragia que contribuyó a la anemia europea.    

Estados Unidos, una creatura de Europa

Hasta bien adentrado el siglo XX Estados Unidos fue una creatura absolutamente europea, poblada en gran medida por emigrantes europeos que llegaron a sus costas con la desesperación de emprender del que se sabe en la miseria. En  Estados Unidos los inmigrantes encontraron un territorio riquísimo.  Europa donde se desarrolló la Revolución Industrial, proveyó además la tecnología y los recursos financieros necesarios para hacer del Estados Unidos que recogió a la gran inmigración europea, el monstruo productivo que conoció el mundo en la primera mitad del siglo XX.  Después de las penurias que los llevaron a dejar sus patrias, los emigrantes europeos "cayeron parados" en el lugar y en el momento en el que había que estar: Estados Unidos del siglo XIX y comienzos del XX.   

Entre 1820 y 1920 entraron 33,5  millones de emigrantes. En esos 100 años la población de Estados Unidos creció en 96 millones de habitantes. Usando una alta tasa de crecimiento para la época (la población se multiplica por cuatro en cien años) la población original sin aporte de la inmigración, debió crecer en 29 millones. Los 33,5 millones de inmigrantes y sus descendientes explican entonces al menos 67 millones del crecimiento, algo así como dos tercios del crecimiento total. 




                                                                                                                                                 

Una Europa anémica

La formidable riqueza que alcanzó Estados Unidos, su crecimiento  acelerado, inevitablemente lo llevaron a la escena internacional a comienzos del siglo XX aún como creatura europea. Después de las dos Guerras Mundiales el espacio del poder internacional quedó servido para Estados Unidos.

Europa para ese entonces había recorrido todas las etapas de su crisis. Desgracias por todos lados: Alemania en condiciones deplorables, Gran Bretaña exhausta, Francia desmoralizada, Italia profundamente dividida, Austria convertida en sombra de la Austria Imperial; España en la miseria al menos por 20 años después de la Guerra Civil. Rusia convertida en la Unión Soviética a partir de la revolución comunista, olvidó su origen europeo y corría por un carril independiente. Todo habla de una Europa anémica, sin vitalidad, que se cortó la venas por ella misma. No podía culpar a los extraños que deben haber visto atónitos el espectáculo de un poder que se derrumbó por sus propias acciones. Una Europa que además sufrió por los mismos avances técnicos que ella discurrió y que afectaron gravemente a su sistema productivo tradicional.

Los europeos después de la Segunda Guerra Mundial, incluso renunciaron a su propia defensa poniéndola en manos de Estados Unidos. El poder que los europeos le otorgaron a Estados Unidos, o mejor dicho el abandono que hicieron de su soberanía, hace recordar el curioso llamado de los antiguos rusos a los normandos o vikingos, para que los gobernaran. No es algo a lo que el mundo moderno  esté habituado. Pero los europeos lo hicieron quizás aterrados por el manejo catastrófico que habían hecho de sus propios países en el siglo XX, un verdadero suicidio colectivo. 

Ampliación del territorio de Estados Unidos

Los Gobernantes de Estados Unidos en el siglo XIX mostraron un notable afán expansionista que queda en evidencia con el cuadro siguiente. Fue un afán que sacrificó a las poblaciones originales del territorio, una empresa relativamente fácil considerando los avances tecnológicos europeos que hicieron muy desigual el enfrentamiento. 

Crecimiento del territorio norteamericano a partir del territorio que                       se independizó de la Corona del Reino Unido  


A los territorios adquiridos en la primera mitad del siglo hay que añadir la compra de Alaska al Imperio Ruso en 1867 y la incorporación del archipiélago de Hawái años más tarde, a fines del siglo XIX. Simultáneamente Estados Unidos se encargó de sacar a España de su vecindario en Cuba y Puerto Rico, y también en el Pacífico apartándola de las Filipinas. 

Gracias a la ampliación de su territorio Estados Unidos quedó en condiciones de recibir la marea de inmigrantes europeos. Todo hacía pensar al momento de su crecimiento territorial en una país que lograría un desarrollo material importante, inmigración de por medio, y que por lo mismo podía constituirse en un estado autárquico, sin dependencias de ningún tipo. La caída de Europa diría otra cosa pues lo llevó a un jugar un papel inesperado considerando su extrema juventud, en términos prácticos 100 años o el equivalente a tres generaciones. 


Estados Unidos: un país de colonias

Su nueva función como rector del mundo le cayó a Estados Unidos  cuando aún le faltaba mucha experiencia y sabiduría. Más aún, la sociedad en Estados Unidos estaba lejos de  consolidarse. La masiva inmigración europea creo diversas "colonias" cada una con su propio estilo, sus opiniones y en territorios diferentes. Una base muy endeble para dirigir el Mundo. 

El cuadro siguiente muestra como distintas poblaciones europeas aún en el año 2000 se agrupaban en diversas regiones del territorio de Estados Unidos. Es sorprendente el área enorme en la que aún la población más numerosa desciende de inmigrantes germanos (color celeste). Aunque no tan sorprendente si se considera que hoy en Estados Unidos la ascendencia germana es la que lidera numéricamente a todas las que han dado origen a la población actual. 



Se necesita muy poca imaginación para percibir los naturales conflictos que las dos grandes guerras del siglo XX debieron causar internamente en Estados Unidos entre las "colonias" de los distintos bandos en pugna. El origen del "aislacionismo" debe haber tenido mucho que ver con el deseo de no reproducir domésticamente los conflictos de Europa en Estados Unidos; dejaban de ser conflictos internacionales para convertirse en conflictos civiles. Fue natural que alemanes e irlandeses en Estados Unidos no  sintieran ninguna simpatía por ingleses y franceses en ninguna de las dos guerras. Eso explica la tardanza de Estados Unidos en entrar a la Primera Guerra y que haya entrado en la Segunda solo después que Alemania le declarara la guerra como consecuencia del ataque japonés a Pearl Harbour. (Con la cantidad de descendientes alemanes en Estados Unidos cuesta entender la decisión del Gobierno de Hitler. Quizás explicable por el optimismo alemán de esos días, cuando su Ejército estaba a las puertas de Moscú y de San Petersburgo y que por eso daba por derrotada a la Unión Soviética. No anticipó la derrota que sufriría  pocos días más tarde por una ofensiva invernal soviética, inesperada. que lo alejo al menos 150 kilómetros de Moscú; el principio del fin del Ejército Alemán que atacó a la URSS). 

El cuadro siguiente muestra la importancia de alemanes e irlandeses el año 2000 en la población de Estados Unidos.

Para el "melting pot"  de Estados Unidos debió ser casi imposible asimilar la inmigración cuando aún estaba en pleno desarrollo su propia cultura. ¿Qué podía resultar de la mezcla en un breve lapso, de modos de vida tan diferentes como el de alemanes y griegos, italianos y escandinavos, españoles y rusos?  Un desafío titánico el de Estados Unidos para absorber la inmigración masiva que recibió antes de la Primera Guerra Mundial. 

Emerge Estado Unidos Imperial

La última creatura de Europa, Estados Unidos un novato en la arena internacional, se encontró después de la Segunda Guerra Mundial como  líder de un Occidente cuyos principales actores simplemente desaparecieron de la escena. Tuvo que enfrentar a la Unión Soviética, una reconversión del Imperio de los Zares de Rusia que 100 años antes, había sido "ese poderío superior a todos los presentes en Europa" (El Mercurio de Valparaíso, 1832). La sociedad rusa al adoptar el Comunismo Soviético siguió  un camino radicalmente distinto al de Occidente, frente a la Modernidad que trastornó a toda Europa.  

Ninguna de las guerras que afectaron a Europa en la primera mitad del siglo XX tocaron gravemente a Estados Unidos. Lo hicieron  solo tangencialmente por mucho que se quiera pintar la Segunda Guerra Mundial en Europa como un gran triunfo militar de Estados Unidos, una fantasía de Hollywood. Que Estados Unidos contribuyó de manera muy importante al éxito aliado no hay dudas, pero basta comparar las cifras de muertos en la Guerra para ubicarse: 300.000 de Estados Unidos y 27 millones en la Unión Soviética. En el terreno  militar el gran peso se lo llevó este último país.  

Estados Unidos salió casi indemne de las dos grandes guerras y con la potencia que le daban cien años de actividad económica frenética en su territorio, en buena medida gracias a la gigantesca inmigración de europeos en ese período. Por gusto o por necesidad lo que es discutible, tomó el mando de Occidente para hacerle frente a quien había derrotado a buena parte de ese mismo Occidente, la Unión Soviética que ocupó después de la Segunda Guerra lo que Occidente llamó para disimular su tragedia, la Europa Oriental, aunque en realidad  la Unión Soviética ocupó lo que tradicionalmente se llamaba la Europa Central, además de casi todos los Balcanes.

Interdependencia

La Gran Depresión de los años 30 debió ser un recuerdo en Estados Unidos al fin de la Segunda Guerra Mundial, que lo impulsó a mantener una tuición sobre la Economía Internacional para no repetir las situaciones que se produjeron a partir de la crisis bursátil de 1929. Un estímulo que debió ser importante para aceptar las nuevas responsabilidades que Europa endosaba a Estados Unidos.  

Ideología Imperial

Después de la Segunda Guerra Mundial Estados Unidos hizo más de lo suyo, negocios, como lo señaló en los años 80 el poeta ruso Joseph Brodsky (entrevista de la Universidad de Columbia para reportaje sobre Anna Ajmatova, la gran poetisa rusa del siglo XX) entonces en el exilio en Estados Unidos y que conoció bien a los estadounidenses. Dijo Brodky "¡el negocio de Estados Unidos son los negocios!" Mientras los soviéticos meditaban el duro camino  que habían elegido con la Revolución Comunista, Estados Unidos continuaba en la rutina que tanto encandiló a los emigrantes que llegaron a sus tierras: negocios y más negocios. Este afán originó el Marketing, una técnica en los negocios que ha traído  consecuencias sociales y morales que no han sido menores a la luz de los problemas que enfrentan la sociedades actuales.  

El liderazgo que asumió Estados Unidos en Occidente lo llevó a presentarse como campeón de la libertad y de la democracia, posición que pareció natural mientras duró la Guerra Fría con la Unión Soviética para la que esos conceptos eran bien relativos. 

Caída de la Unión Soviética y fin de la Guerra Fría.

En 1991 termina un largo proceso en la sociedad soviética que Solzhenitsyn anticipó en 1973 pero que maduraba desde los años 60. Múltiples causas incidieron en la disposición a "botar como camisa vieja" (Solzhenitsyn) la ideología soviética. 

El poeta ruso Brodsky, él mismo que calificó a Estados Unidos como la sociedad de los negocios, dijo que en Rusia el negocio es el espíritu. Por eso no puede sorprender que un régimen extremadamente materialista con graves limitaciones a las libertades individuales como fue el comunismo en la Unión Soviética, se hiciera indigesto para la población soviética.

Es casi imposible que la sociedad soviética haya olvidado su tremendo sufrimiento en la primera mitad del siglo XX : uno de cada cinco soviéticos que vio la luz del sol entre 1914 y 1945,  murió de muerte violenta (50 millones sobre 250 millones). Impensable que ello no se sumara al rechazo del Régimen Soviético bajo el cual por distintas razones (Guerra Civil , hambrunas, persecuciones políticas y represiones, colectivización de la agricultura, campos de trabajo forzados, epidemias) murieron cerca de 20 millones de esas víctimas (Las dos guerras explican las restantes 30 millones de víctimas). 

La apretura material de la existencia también avivó el fuego de la insatisfacción en la sociedad soviética. Las causas: una economía de burócratas, mercados negros, corrupción, falta de libertad para emprender y gasto desorbitado en la Defensa que no dejó espacio para la producción suficiente de bienes de consumo.  

Cayó la Unión Soviética en 1991 -¡ese imperio gigantesco!- como cae una pera madura, en forma incruenta. No hubiese sido así sin el apoyo inmensamente mayoritario de su población a la disolución del régimen.  Por supuesto la idea tan extendida en Occidente de una derrota de la Unión Soviética por la Guerra de las Galaxias de Reagan, no pasa de ser otra fantasía hollywoodense.

Estados Unidos solo en la cumbre

Sin su competidor en la Guerra Fría, Estados Unidos quedó como el líder indiscutido del mundo. ¿Envidiable? En absoluto.  Ardua tarea para un país  dedicado a  los negocios. Como no solo de pan vive el mundo, a poco andar quedó al descubierto la gran flaqueza de Estados Unidos. El líder del mundo no pudo enhebrar ningún mensaje que no fuese su muy prosaico interés por el dinero, el consumo, el PGB, la balanza comercial, la cuenta corriente, los acuerdos comerciales.

¿Democracia y libertad? Aparecen muchos lunares internos  en los Estados Unidos y muchas manchas negras en su vida internacional como para exhibirlas a ambas como estandartes de su causa después de la Guerra Fría. 







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