Se sorprenden los españoles por una Alemania que no reacciona a los llamados angustiosos de Rajoy. Viven un duro despertar: deuda privada “astronómica”, déficit fiscal que no termina de crecer, avalancha de vencimientos de la deuda pública, una economía que no genera los excedentes que necesita para salir del hoyo. Un despertar trágico expuesto a la voluntad de los inversionistas extranjeros.
Los bancos españoles fueron los mayores usuarios del trillón de euros emitidos por el Banco Central Europeo. ¿Qué duda hay de la gravedad y urgencia de la situación española? Sin embargo, los últimos “números” del espectáculo español muestran a una España aletargada, que aún no se ubica.
Las Cajas, ¡Ay, las "famosas" Cajas! La burbuja inmobiliaria las golpeó fuertemente. Solución mágica: fusionar entidades quebradas y allegar recursos del público incauto para financiar una nueva entidad, Bankia, maravilla que al cabo de un año y medio, recién dos semanas atrás, debió ser intervenida y nacionalizada. Pero este engendro resultó ser un reducto del Partido Popular, sí, el mismo que hoy gobierna a España. Se usaba hasta mayo del 2012 para satisfacer a la clientela política y a los altos líderes del Partido Popular. La cuenta: al menos US$25.000 millones. ¿Qué tal?
Las Comunidades. ¡Ay, las “famosas” Comunidades! Recién esta semana anunciaron la reducción de sus infladas dotaciones de personal y las cuentas reales del año pasado. Aumentaron el déficit del Gasto Público llevándolo AL BORDE DEL 9%. Las que encabezan este vergonzoso ajuste, Madrid y Valencia, están controladas por el Partido Popular, el de Rajoy. ¡Hermoso ejemplo!
El Partido Popular y Rajoy parecen ahora ser más de “lo mismo”. Así la política española aún no ha dicho la última palabra. Es justamente la incertidumbre que necesitan los inversionistas para arrancar a perderse.
¿Se le puede pedir a Alemania buena voluntad con esta España adolorida que no termina de sorprender?
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