jueves, 2 de enero de 2014

Incendio en la Ruta 68: Sálvese Quien Pueda

La ONEMI encargada de la Protección Civil, brilló por su ausencia. La misma inoperancia que el 2010. No conoce lo que son las urgencias.

Los automovilistas observan el incendio de la Ruta 68 como un anticipo de los fuegos artificiales del Año Nuevo en el Mar. ¿O miran el fuego pensando en que pronto  pueden ser víctimas del incendio? 


El incendio que impidió el paso de miles de automovilistas que viajaban de Santiago a pasar la fiesta del Año Nuevo en Valparaíso dejó nuevamente en evidencia la total improvisación con la que se actúa respecto a la seguridad de los chilenos. En este caso se trató de los automovilistas que quedaron atrapados en la ruta 68: por un lado el fuego, por el otro miles de automóviles que impedían retroceder. Para los que estábamos en medio de esta trampa que pudo ser mortal quedaron las siguientes lecciones:

1) Las autopistas chilenas no cuentan con vías de evacuación. Las barreras fijas de contención laterales impiden que los vehículos que viajan en una dirección puedan retornar por las pistas contrarias. Fueron los mismos automovilistas los que removieron estas barreras en previsión que el incendio comenzara a afectar el lugar donde quedaron detenidos los automóviles. Hay que señalar que el incendio se vio agravado por el intenso viento característico de la Región de Valparaíso. Se observaba con preocupación cualquier cambio en su dirección.
Los autos quedaron detenidos e inmovilizados muy próximos al fuego


2) La pista lateral que sirve de berma y de pista de emergencia, se bloquea con los automovilistas que la utilizan para avanzar en las congestiones. Es claro que esta es una deplorable costumbre nacional y que debiera ser sancionada por los Carabineros, los encargados de velar por el cumplimiento de las normas del tránsito. (Dicho sea de paso esta Institución controla con procedimientos arcaicos lo que ha derivado en un masivo incumplimiento de las normas vigentes, principalmente en las autopistas).

3) Las Concesionarias brillan por su ausencia ante emergencias de carácter masivo. Sus energías se vuelcan en los días de gran movimiento, en cobrar los peajes (Aún lo hacen muy mal. Para cobrar US$1,7 por auto en la Ruta 5 norte el 31 de Diciembre, obligaban a los viajeros a perder media hora en las largas colas provocando ¡al fin! la reacción de los conductores que protestaban haciendo sonar sus bocinas).

4) Ningún representante de la autoridad se hace cargo de informar oportunamente a las personas que se ven envueltas en un siniestro respecto a la forma de actuar. En el caso del incendio de la Ruta 68 los automovilistas actuaron a su mejor parecer. ¿Dónde estuvo la ONEMI, este mastodonte refugio de burócratas que dicen discursos técnicos muy lindos, pero que brillan por su ausencia? Ninguna autoridad usó las radios públicas para transmitir instrucciones a los automovilistas atrapados cerca del incendio. Sólo avisos del tiempo estimado de espera para poder continuar por la autopista.

5) A las autoridades no se les puede creer cuando se trata de emergencias. El Alcalde de Valparaíso preocupado por el daño a su gran fiesta de Año Nuevo, hizo recordar a las autoridades que llamaban a no evacuar en el Tsunami del 2010. El Alcalde Castro anunció la apertura de la autopista en un par de horas, aunque se protegió advirtiendo que las condiciones del viento podían cambiar y demorar el control del incendio. Debió haber sido categórico en advertir a los viajeros que no debían usar la Ruta 68 que se había convertido en una trampa mortal. Carabineros anunció que había suspendido el tránsito por esta ruta, pero solo cerró el acceso a 100 kms de distancia del incendio, aunque dejó habilitados todos los accesos intermedios lo que naturalmente hizo que el tráfico mantuviera su intensidad a pesar del incendio. 

6) Las vías alternativas son una ilusión. Las de conexión entre Santiago y Valparaiso no podían resolver el desvío de tráfico. El camino de Lo Vásquez a Quilpué (Lo Orozco)  de una vía por dirección, además de tener un trazado arcaico, está en reparaciones (¡ya por más de un año!), lo que obliga a detener el tránsito en una dirección para permitir el tránsito en la otra, por lo que colapsó en cosa de minutos. La Cuesta de La Dormida ve restringida dramáticamente su capacidad porque  tiene un acceso por el Oriente que atraviesa el pueblo de Til Til y por el lado poniente desemboca en antiguas rutas de más de sesenta años de antigüedad, antes de conectar a la autopista que une La Calera con Viña del Mar. La Ruta 5 Norte está en reparaciones en el sector de Las Chilcas y cuenta con una sola pista para los que viajan de Santiago al norte. Todo lo anterior muestra como la modernidad lleva distintos ritmos en la sociedad civil y el Estado de Chile. Por eso hoy Chile lleno de automóviles, aún no cuenta con un sistema de carreteras a la altura de las necesidades del actual tráfico carretero.

7) Aún la autoridad no ha establecido un sistema adecuado de turnos para asegurar a los chilenos que su Gobierno trabaja veinticuatro horas al día, trescientos sesenta y cinco días al año, para así prevenir y administrar situaciones que pueden devenir en una catástrofe. En el incendio de la ruta 68  apareció el Presidente de la República porque se encontraba cerca, en Viña del Mar. Pero es claro que un buen sistema de administración de crisis debe ser independiente del Presidente de la República que no puede estar disponible en todas partes ni a toda hora.

8) Las autopistas chilenas no  dejan un espacio que actúe como cortafuego entre las pistas y el campo aledaño. En la ruta 68 los bosque están al lado de las pistas de circulación.

       Chile se salvó de una gran tragedia. Estaban dados todos los ingredientes para ella: ambiente de fiesta al cual naturalmente no escapaba la administración pública, aglomeraciones, inconsciencia colectiva. Pudo ser un Titanic chileno. Si así no lo fue hay que agradecerlo a quienes estaban a cargo de la extinción de los incendios forestales de la Quinta Región y a la benevolencia de la naturaleza que esta vez no quiso pasar una cuenta trágica a Chile. Parece urgente que en Chile se revisen las normas de construcción de autopistas  para adaptarlas a normas de seguridad elementales utilizadas en los países desarrollados. Ellos hace ya años que vivieron la revolución del automóvil que observamos hoy en Chile.      



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