domingo, 26 de enero de 2014

Polonia, Una Sorpresa Europea

El Vístula, columna vertebral de Polonia, en Cracovia

No es Polonia un país del que se hable mucho. Ni un destino destacado de los viajeros de negocios por su actividad económica aún a mitad de camino de las estrellas europea, ni un país con una gran reputación turística . Sin embargo una exploración del mundo polaco resulta sorprendente,  aunque para ello ayuda conocer algo de su pasado.

Un sitio de Internet  muestra la evolución de las fronteras polacas. Ahí vemos que la historia de Polonia es compleja por decir lo menos: un país que se encoge, que se agranda, ¡que desaparece!, que se desplaza... Difícil después de conocer esta plasticidad extrema, entender y explicar a la actual Polonia.

En el mundo eslavo Polonia es el gran exponente del catolicismo romano. Por eso las difíciles relaciones polacas con los eslavos ortodoxos (ambas iglesias cristianas no se han llevado bien), particularmente con los rusos. Esta animosidad se acentúo con la incorporación durante las guerras napoleónicas de una parte sustancial del territorio de Polonia al Imperio de los Zares  por más de cien  años, y que consagró el dominio informal en buena parte del siglo XVIII  del Imperio Ruso sobre Polonia .  La derrota rusa en la Primera Guerra Mundial terminó con este imperio y permitió la independencia de Polonia. Pero la separación polaca del mundo ruso en el Siglo Veinte no fue de largo aliento: veinte años más tarde, al término de la Segunda Guerra Mundial,  Polonia ocupada por el Ejército Rojo en su tránsito a Alemania, deviene comunista y forma parte de la constelación de países europeos que giran en torno a la Unión Soviética. Las partes de Polonia que no ingresaron al Imperio Ruso se incorporaron unas a Prusia que más tarde constituye la moderna Alemania, y otras el territorio polaco del sur, al Imperio Austríaco.

Todo lo anterior deja en evidencia que en los doscientos años que Chile ha existido como nación independiente, Polonia lo ha sido solo  por veinte años entre las dos grandes guerras del Siglo Veinte y por las últimas dos décadas, después de la caída del Comunismo. Aún así, nadie que la conoce duda hoy de Polonia como una entidad con una potente vitalidad. Y es que la cultura polaca ha mostrado fuerza y vigor a pesar de todas las adversidades políticas de la nación polaca.

En Chile tenemos un testimonio de la fortaleza de la cultura polaca. Es Ignacio Domeyko.  Nació en el extremo norte del mundo polaco en 1802, en lo que hoy es Bielorrusia y se educó en la actual capital de Lituania, Vilnius, en el pasado  un centro tradicional  de la cultura polaca. A pesar de vivir en Chile largos años y de formar su familia en nuestro país donde  fue el segundo rector de la Universidad de Chile después de Andrés Bello, nunca olvidó lo que él llamaba su Patria Grande, Polonia, con la que  siempre  mantuvo contacto y a la que retorna en una visita poco antes de su muerte acaecida al volver a Chile. Su Patria  Grande tampoco lo olvidaba y lo consideró siempre una personalidad de la nación polaca, a pesar de su ausencia y lejanía.





El campo polaco.

La Universidad de Wroclaw mira al Río Oder, río tradicional de Alemania que hoy transcurre en parte de su recorrido por Polonia para después servir de frontera entre Alemania y Polonia
El ser polaco se nutre de la vida  que llevaron los eslavos del norte de Europa, muy cercanos al bosque, al ser campesino y a la pequeña aldea. Pero este ser por más de mil años lo moldea el cristianismo romano a diferencia del  ruso que es de origen griego. Recibe también un influjo  poderoso de la cultura germana que irradia fuertemente en el centro, norte y este de Europa y también del mundo judío presente por cientos de años en el territorio polaco, auténtico foco de la vida judía en Europa. La presencia  judía  tan gravitante en la vida polaca, se hace sentir en ciudades como Lodz, Vilnius, Lvov, Cracovia y Varsovia, y en muchos pequeños poblados rurales.  Y por supuesto  la comunidad política y económica con Rusia  dejó huellas a pesar que los polacos tienen recuerdos amargos de esta asociación. 

La actual Polonia carga con la experiencia terrible del siglo veinte europeo. Fue teatro del frente oriental de la Primera Guerra Mundial y vio la tragedia de polacos que  como soldados del Ejército Alemán o del Ejército de Austria  combatieron con polacos enrolados en el Ejército Ruso. Después sufrió la Revolución Comunista que triunfó en Rusia pero  que  fue derrotada en forma sangrienta en Polonia. Soportó la dominación alemana en la Segunda Guerra que exterminó la población judía de Polonia (tres millones de personas asesinadas) y que provocó la muerte de otros tres millones de polacos.  El Ejército Rojo inevitablemente desarrolló sus poderosas ofensivas de 1944 y 1945 en territorio polaco y en medio de la población polaca, para derrotar definitivamente al ejército  alemán. Por el sufrimiento de la población civil que habitó el territorio polaco entre 1914 y 1945, Polonia constituye junto a Ucrania, Bielorrusia y Países Bálticos, lo que apropiadamente un autor ha llamado "Tierras de Sangre".

La Segunda Guerra Mundial alteró radicalmente a Polonia: al perder territorios que hoy forman parte de Lituania, Bielorrusia y Ucrania debió emigrar  la población polaca de ellos;  por otro lado incorporó territorios alemanes como la Prusia Oriental, Pomerania y Silesia de los cuales debió marcharse la población alemana  para ser reemplazada por polacos;  la guerra expulsó también a ucranianos y bielorrusos del territorio polaco. Todas situaciones monstruosas de ingeniería social. Al fin de estos cambios traumáticos  apareció   la nación polaca actual, muy distinta de la tradicional. Hoy solo cuenta con población polaca y en ella solo existe la cultura polaca. En el pasado quedó una Polonia que era esencialmente multicultural y multiétnica. 

Pero si algo aprendió la nueva Polonia de la antigua, es la capacidad de enfrentar la adversidad. La antigua mantuvo incólume la cultura polaca en el período en que Polonia desapareció como Estado independiente,   organizó posteriormente el Estado Polaco de la nada, en 1918, y derrotó al Ejército Rojo en 1920.  La nueva Polonia que surge después de la Segunda Guerra, reconstruyó las ciudades polacas con Varsovia a la cabeza; mantuvo su fé católica en medio de la presión comunista, logró independizar a Polonia del mundo soviético  y conduce hoy la vida política de los polacos dando vuelta las páginas de las odiosidades del pasado reciente, para sumergirse en un proyecto que aspira a una Polonia como participante activa del mundo europeo.  La nueva Polonia muestra una  admirable vitalidad económica que intenta recuperar el tiempo perdido en la época comunista y que llevó a Polonia a un nivel sustancialmente más bajo que el de otros países europeos que hace setenta años lo tenían semejante  al  de la Polonia de entonces. Es la nueva Polonia la que tiene un  admirable   preocupación por su juventud: no  trata solo de mejorar su educación hoy una de las más elevadas de Europa, sino de entender a los jóvenes y conocer como ellos se adaptan a las nuevas condiciones del mundo y de su país. Es la nueva Polonia la que ha hecho adecuadas para vivir y atractivas las  viviendas de la época comunista, las duras e inhóspitas soluciones inventadas por los soviéticos.  


Antigua fábrica textil en Lodz. Hoy es un espectacular edificio de departamentos.

La animada calle principal del antiguo centro de Torun.

La conversión de un edificio soviético
La Polonia actual continúa con su eje tradicional natural, el Río Vístula, en cuyas márgenes se desarrollaron ciudades emblemáticas de la vida polaca: Cracovia, Varsovia, Torún, Bidgoszcz y Gdanzk (si bien esta última fue ciudad germana por un largo período de tiempo,  siempre fue la salida natural del comercio de la llanura polaca). Todas ciudades que muestran construcciones de una larga historia en el segundo milenio de la era cristiana. Cracovia y Torún quedaron indemnes de las guerras y  son grandes exponentes del pasado europeo del mundo polaco.

La complejidad de la historia polaca explica la heterogeneidad de las ciudades polacas. Varsovia es hoy una ciudad de la segunda mitad del siglo XX porque en la Segunda Guerra se destruyó el 90% de ella. Wroclaw, la antigua Breslau alemana, nació como un centro importante de la Iglesia Católica a orillas del hermoso río Oder; las huellas del mundo germano son aún claras en esta ciudad que sufrió tremendamente en la guerra,  porque sitiada resistió al ejército Rojo hasta que se acordó la paz el 9 de Mayo de 1945. Actualmente Wroclaw es una de las ciudades más activas del mundo polaco. Lodz, una ciudad muy interesante que nació en los albores del Siglo Diecinueve en el extremo occidental del Imperio Ruso de los Zares y se desarrolló  como el gran centro textil de Imperio Ruso; sus industrias se paralizan en el momento de la separación de Polonia y Rusia al fin de la Primera Guerra Mundial, lo que llevó a la ciudad a un largo letargo del cual recién se sacude en estos últimos años por lo que ha sido posible recuperar para otros propósitos varias de sus antiguas construcciones industriales.  Lodz tuvo una intensa  vida multicultural :  fue al mismo tiempo polaca, alemana, judía y rusa. Torun,en las márgenes del Vístula, vieja ciudad medioeval, sirvió para el almacenamiento y comercio de los productos agrícolas de la llanura polaca. Y Cracovia,  por un largo período parte del Imperio Austríaco, cultivó profundamente la cultura polaca y recibió  el aporte de su numerosa población judía y  del mundo austríaco y vienés. Milagrosamente Cracovia  cambió apaciblemente de manos alemanas a rusas al fin de la Segunda Guerra,  y por eso solo la ha afectado el deterioro que ocasionó el descuido en el que cayeron las ciudades de la órbita comunista.

Es imposible no sentir admiración por Polonia que  se ha sobrepuesto al cúmulo de dificultades que ha enfrentado y que habrían puesto término definitivo a cualquier otro país.  Mira al futuro confiada en su capacidad de consolidar una nación que destaque en el mundo europeo. ¿No será uno de  los que tomen la bandera del Viejo Continente cuando varios de los que hoy la llevan flaquean y sienten un peso que se les hace insoportable?  Alguna razón profunda y esperanzadora ha de haber para las duras experiencias de la historia trágica de Polonia.

Recuerdos imborrables del trágico pasado europeo. Auschwitz,  el mayor de los campos de la muerte que la Alemania Nazi introdujo en Polonia. Está en las cercanías de Cracovia. en la foto una cámara de gases para el exterminio de los prisioneros.

El Centro Moderno de Varsovia. A pesar del esfuerzo de reconstrucción de la ciudad son evidentes las grandes áreas que aún están baldías. El edificio más antiguo es el Ministerio de Cultura, una donación del mundo soviético a la ciudad de Varsovia,  después de la Segunda Guerra Mundial.
  


El Museo de la Historia Judía de Polonia inaugurado en 2013. Está al frente del monumento al alzamiento del Ghetto de Varsovia de 1943. El mundo judío fue fundamental en el desarrollo de la nación polaca.





Cracovia de noche. La ciudad quedó intacta después de la Segunda Guerra.

El Parque Laziencki en Varsovia, un espectáculo en la ciudad 




La plaza de la Ciudad Vieja de Varsovia, íntegramente reconstruida después de la Segunda Guerra.

El apacible parque Lasiencki en Varsovia


Recuerdo en Lodz de Arthur Rubinstein, un gran pianista nacido en esta ciudad y reflejo de la gran contribución judía a la cultura polaca
Apacible atardecer  en el Vístula en Cracovia.

El pequeño tamaño de esta iglesia rusa en Lodz muestra que no fue numerosa la población rusa de esta activa ciudad industrial del Imperio de los Zares, en los confines occidentales del Imperio.

El Oder y la isla de Ostrow Tumski en Wroclaw, un centro importante de la Iglesia Católica Romana.

La reconstruida plaza central de Wroclaw que hace evidente la importancia que alcanzó la antigua Breslau, capital de la Silesia.


Gran explanada en el centro de Varsovia, enfrente del Palacio Real. 

El Museo Textil de Lodz ocupa una de las antiguas industrias que hicieron grande a esta ciudad.

Palacio de Izrael Poznański, quien desarrollo la espectacular Manufaktura,  principal industria textil de Lodz. El Palacio se encuentra contiguo a la antigua gran fábrica.

Hotel Andel's en uno de los edificios de la gran fábrica Manufaktura en Lodz 

La alegría llegó a los deprimentes barrios soviéticos polacos gracias a un programa de la Unión Europea.

Interior del hotel Andel's en Lodz

La hermosa Plaza Central de Cracovia 


Estación en la que se embarcaban los judíos del ghetto de Lodz rumbo a los campos de exterminio. Segunda Guerra Mundial.




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