viernes, 5 de septiembre de 2014

Hitler pena en Ucrania


El gran motor interno de la crisis ucraniana es la Ucrania Occidental que detesta al mundo ruso. Su odio es fácil de explicar a la luz de su historia en el siglo XX. Si ella no formara parte de la actual Ucrania probablemente no veríamos el espectáculo trágico de la Ucrania del 2014. ¿Por qué está dónde esta?


La Catedral de San Jorge en Lvov, construída entre 1744 y 1761. Es el principal templo de la Iglesia Católica Griega (Uniata), dependiente de la Iglesia Católica Romana. Es la construcción más importante de estilo Rococo de la ciudad de Lvov. Un símbolo de la adhesión a Occidente de esta ciudad.



A Hitler le debemos este incordio que amenaza con incendiar al mundo europeo. Él aceptó la llegada de los soviéticos en 1939 a un territorio que por muchos años estaba anclado en el Occidente europeo. Veinte meses de ocupación soviética (de Septiembre de 1939 hasta Junio de 1941) con sus violentos procesos de ingeniería social, encendieron la mecha de un fuego que aún subsiste,


Adolf Hitler. Le entregó la Ucrania Occidental a Stalin. Un territorio con una fuerte tradición occidental


Todo comenzó el 23 de Agosto de 1939 hace setenta y cinco años atrás  con el Pacto Von Ribbentrop-Molotov mediante el cual Alemania y la URSS se repartieron los territorios de Europa Central y del Este. Se firmó veintiún años después del fin de la Primera Guerra Mundial, guerra funesta que hizo añicos el sistema político europeo: fue el fin del Imperio Austro-Húngaro, del Imperio Otomano y del Imperio Ruso de los Zares y además impuso castigos imposibles a Alemania, la gran potencia económica y cultural que había emergido con extraordinaria fuerza en la Europa que en el Siglo Diecinueve se enriqueció en forma espectacular. Los políticos de Occidente que impusieron los términos de la paz después de la Primera Guerra en el Tratado de Versalles pensaron seguramente llenos de soberbia, que podían ordenar el mundo a su antojo. La insatisfacción de las víctimas de su gigantesca ingeniería política no tardó en hacerse sentir. Buscaron rectificar en los años treinta muchas de las nuevas realidades políticas que había creado Occidente. Los trastornos económicos que sucedieron a la Primera Guerra y que en buena medida fueron causados por el drástico rompimiento político, contribuyeron a hacer más explosiva a la Europa de ese entonces. No es sorprendente así que Alemania y la Unión Soviética en 1939 sintiéndose suficientemente poderosas, hayan querido reconstituir bajo la URSS y bajo la Alemania nazi que a partir de 1938 incluía también a Austria, los antiguos Imperios: el Ruso de los Zares, el Alemán y el Imperio de Austria y Hungría. El Pacto trató de retrotraer los territorios a la situación que tenían veintiún años antes, al amparo ahora de las nuevas formas estatales surgidas en los años Treinta. 



Ver foto: Firma del Pacto Von Ribbentrop- Molotov el 23 de Agosto de 1939



La Unión Soviética al momento del Pacto de 1939 con Alemania, vio llegada su oportunidad para recuperar todos los territorios del Imperio de los Zares donde  había sido derrotada la Revolución Comunista y que así se habían hecho independientes, constituyendo Finlandia, Estonia, Latvia, Lituania y Polonia. Trataba  la URSS en 1939 de borrar los últimos veinte años para volver a la forma que tuvo el Imperio de los Zares durante todo el siglo Diecinueve y comienzos del Veinte. Alemania por su parte establecía su hegemonía no solo sobre los territorios de la Alemania anterior a la Primera Guerra, sino que también sobre los territorios del fenecido Imperio Austro Húngaro. El criterio de demarcación entonces de las llamadas áreas de influencia entre Alemania y la Unión Soviética siguió en lo principal, un criterio claro: lo que había sido territorio de alguno de los antiguos imperios formaba parte del área de influencia del respectivo continuador de ellos. (Una excepción fue Polonia de la cual la URSS se reservó solo lo poblado por ucranianos y bielorrusos, un territorio bastante menor que el que controlaron los zares en Polonia).

A Hitler se le escapó o dejó ir la Ucrania Occidental que desde el Siglo XVIII y hasta la Primera Guerra Mundial era parte del Imperio Austro Húngaro . Era el territorio católico romano del mundo ucraniano, en fuerte conflicto con el resto de Ucrania fiel a la Ortodoxia y al Patriarca de Moscú.  Después de 1919 sus regiones  la Galitzia   y la Transcarpatia,  conformaron Polonia y Checoslovaquia.  Tras el Pacto Von Ribbentrop Molotov de 1939, Ucrania Occidental ingresó al mundo soviético donde permaneció después del fin de la Segunda Guerra. Las guerrillas anti soviéticas que se oponían a esta incorporación forzada, recién pudieron ser controladas por los soviéticos en los años cincuenta. Demás está decir que la población de la Ucrania Occidental fiel a su vocación occidental, fue en su gran mayoría partidaria de Alemania en la Segunda Guerra y alimentó el Ejército Alemán al momento del ataque a la Unión Soviética. Esto explica la aparente paradoja: población ucraniana recibiendo con flores a los soldados alemanes y poco más adelante en la invasión, población ucraniana que se resistió ferozmente al dominio alemán. En verdad se trataba de dos mundos ucranianos diferentes: uno que tenía una larga tradición occidental como parte del Imperio Austro Húngaro y después de 1918 como parte de Polonia y Checoslovaquia; y otro que por mucho tiempo había sido parte del mundo ruso. Por eso flores y balas al invasor. Flores occidentales y balas rusas.

A partir de 1939 cambió mucho la vida en Ucrania Occidental. La URSS para asegurarse el control de la Región procedió a fusilar o deportar a las élites, el mismo tratamiento aplicado en todos los territorios que consiguió gracias al Pacto. Nada bueno podía resultar de este salvajismo social y por eso con la llegada del Ejército Alemán en 1941 vino la revancha. Los fusilamientos afectaron ahora a los que colaboraron con los soviéticos, y se exterminó a la población judía tan importante en la cultura de la Ucrania Occidental. Con el regreso de los Soviéticos en 1944 el desquite fue con los que  apoyaron el ataque alemán a la URSS. Esta vez los soviéticos llegaron dispuestos a dejar en Ucrania Occidental solo a los ucranianos y por eso deportaron a toda, toda la población polaca de la Región. Parecía que así se quebraban las lealtades occidentales de la Ucrania Occidental. Pero las huellas de la historia no se borran con facilidad ni menos cuando se trata de hacer olvidar a una población que fue parte del Imperio Austro Húngaro. Sí porque ¡Oh sorpresa! hasta el día de hoy suspiran por él melancólicas las regiones que alguna vez fueron parte del gran centro cultural y económico que encabezaba Viena. Checos y Húngaros no lo disimulan. Y tanto apego de los ucranianos occidentales por Occidente tiene que ver con la nostalgia de su "mundo de ayer", el Imperio del cual formaron parte y que para desgracia de Europa los países occidentales borraron del mapa al terminar triunfadores en la Primera Guerra Mundial.  De modo que Austria y Hungría, su recuerdo, ha sido más fuerte que la lealtad eslava. Por eso en Ucrania Occidental quieren hoy ser parte de Occidente como siempre lo fueron y no quieren ser parte del mundo ruso al cual nunca pertenecieron.


Himmler revista en 1945 tropas de la División Galizien formada por ucranianos occidentales



Mapa de lUcrania Occidental.en 1918 Se puede observar que en ese año formaba parte íntegramente del Imperio Austro Húngaro


¿Por qué Alemania y Hitler entregaron los territorios de la Ucrania Occidental a la Unión Soviética? Gran misterio, más aún si Hitler fue un celoso defensor de los territorios occidentales. ¿Se olvidó de Lvov (Lviv en ucraniano, Lemberg en alemán) la capital de la Ucrania Occidental, un gran centro de cultura alimentado por su población mayoritariamente polaca y judía? ¿Se olvidó de la que fue la cuarta ciudad del Imperio Austro Húngaro con la mitad de la población de Praga, y la tercera de la Polonia de 1939?¿Se olvidó de Lvov que está a 350 kilómetros de Cracovia, a 400 kilómetros de Varsovia y a 600 kilómetros de Budapest? ¿Se olvidó de los ucranianos de la Iglesia Católica Griega, los llamados "uniatas", seguidores del Papa de Roma?¿Qué obligó a Hitler a aceptar que un territorio tan importante del Imperio Austro Húngaro quedara en manos soviéticas? ¿Habrá sido una transacción en la que a cambio de "entregar" la Ucrania Occidental Alemania se quedaba con territorios polacos que habían sido parte del Imperio de los Zares y que en la lógica del Pacto debían haber sido heredados por la URSS? ¿Razones militares en previsión de un próximo ataque a la URSS?


                            La Ópera de Lvov (Lviv)


Sede del Parlamento de Galitzia y Londomería (Ucrania Occidental) desde 1881 a 1918. Se construye en la misma época que los Parlamentos de Viena y de Budapest
Ver Fotos
Mapa de la Ucrania actual. En gris y negro lo que fue del Imperio de los Zares. En amarillo y café lo que fue del Imperio Austro Húngaro


Mapa del Imperio Austro Húngaro. En amarillo las zonas de población de Ucrania Occidental


Oficiales alemanes recibidos con flores ucranianas

Si bien el Ejército Alemán recuperó Lvov en 1941 y fue recibido con flores, la ciudad volvió a manos soviéticas en Julio de 1944. Los acuerdos de los Aliados en Yalta en 1945 consagraron el límite de la URSS en términos casi idénticos a los que la URSS había acordado con Hitler en 1939, por lo que Ucrania Occidental quedó formando parte de la República Socialista Soviética de Ucrania, integrante de la URSS. Extraña fue la disposición de USA e Inglaterra que bien podrían haber hecho con Ucrania Occidental la misma reserva que USA hizo con Estonia, Latvia y Lituania, países que Estados Unidos nunca aceptó como integrantes de la URSS.

Fue como mezclar el agua con el aceite, semejante a la incorporación forzada a la URSS de tres reductos occidentales: Lituania, Latvia y Letonia. Con una gran diferencia: los países bálticos ya habían estado en el Imperio de los Zares por doscientos años. Sin embargo  Ucrania Occidental al incorporarse al mundo soviético después de 1945, fue el único territorio occidental hasta 1939, que se integró a la URSS. Esto puede haber pasado desapercibido con la incorporación de los polacos, húngaros, checos, rumanos y  búlgaros, y también  de parte de los alemanes y austriacos(hasta 1955) al mundo comunista.

En 1991 se termina la URSS. Es explicable que por razones prácticas- al fin y al cabo se trataba de la disolución de un imperio gigantesco- se hayan conservado las nuevas repúblicas independientes básicamente con la forma que tenían en la URSS. Posiblemente por eso el fin de la URSS fue impresionante por lo pacífico. Pudo haber sido terriblemente traumático. Después en los años noventa,  bien podía Ucrania haberse dividido como lo hizo Checoslovaquia, corrigiendo así un error garrafal de un Estado que nació con fallas congénitas. Ello ha sido hoy la causa de los graves trastornos de una Ucrania heterogénea y que no logra un acuerdo de convivencia entre sus distintas regiones. 

Lamentablemente el mundo político ucraniano de todos los colores ha sido  una catástrofe desde la independencia hasta hoy, y por eso el país  está postrado. La revolución naranja del 2004 y los seis años siguientes en que Ucrania actuó guiado y de acuerdo con Occidente probaron ser una buena desgracia. El vilipendiado Yanukovich se encontró con un país que se iba al hoyo en caída libre. De todas maneras las circunstancias lo superaron. Lo grave de esta desgracia política fue que nunca se abordó el problema obvio de Ucrania: la independencia de Ucrania Occidental


Las muertes en el conflicto actual de Ucrania nos recuerdan a un Hitler que a pesar de su discurso abandonó territorios occidentales en el apogeo de su poder  y a políticos ucranianos que enterraron la cabeza como el avestruz, para formular a partir de los noventa el estado inviable que es hoy Ucrania. 

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