domingo, 8 de marzo de 2015

Comentario a la opinión de Decano de Historia de la Universidad de Los Andes sobre Crisis Ucraniana

En El Mercurio de hoy Domingo 8 de Marzo, El Decano del Instituto de Historia de la Universidad de los Andes Enrique Brahm da cuenta del riesgo  para países de la Europa Central y del Este (Estados Bálticos, Polonia y Ucrania) de perder su independencia como consecuencia de una agresión de Rusia que los podría llevar nuevamente al sometimiento de la época soviética.   El Mercurio publica esta tesis del Decano Brahm en una columna destacada de su página editorial bajo el título "Ucrania puede ser solo el comienzo" (Además aparece en Blogs del Mercurio en Internet).

Lamentablemente el Decano Brahm omitió consideraciones que son fundamentales para entender lo que ha sucedido en Ucrania, omisión que contribuye a la desorientación sobre este asunto  creada por la gigantesca campaña de desinformación occidental.

Es necesario entonces aclarar lo siguiente:

1) En 1991 no solo se independizó Ucrania sino que se dio termino a la Unión Soviética. Rusia y los rusos se sintieron por este hecho  tan felices o más, que el resto de las nacionalidades que participaban en este Imperio, porque soportaban la carga económica que significaba mantener la Unión. Ya en 1973 Solzyenitzin en su "Carta a los Líderes Soviéticos" dio cuenta del costo insoportable del Imperio. En 1991 hubo un amplio acuerdo para que cada nacionalidad continuase por su cuenta. El argumento tan manido y simplista al que se recurre hoy para explicar las actuaciones rusas, el afán de recuperar el antiguo Imperio Soviético y de los Zares, desconoce esta realidad elemental. Los rusos entienden mejor que nadie que una resurrección de la antigua entidad imperial es un pésimo negocio para Rusia. Las cuentas no pueden ser más claras: Llevar a un solo país Ucrania, al estándar económico de Rusia es un asunto de trillones de dólares, como lo deja en evidencia el costo que ha tenido para Alemania la recuperación del territorio de la antigua Alemania Oriental, un problema minúsculo al lado del que plantea Ucrania hoy cuya situación antes de la actual guerra, era comparable a la del Salvador en América Central.




2) El fin de la Unión Soviética fue un proceso extraordinariamente pacífico para la magnitud del problema. Primó el afán de enterrar cuanto antes la realidad odiosa que era la Unión Soviética. Ello explica que en aras del objetivo principal las nuevas naciones aceptaran ciertas realidades que con el correr del tiempo podrían ocasionar serios problemas. El hecho que inmensas poblaciones rusas (más de veinte millones de habitantes) quedaran situadas en naciones distintas de Rusia fue uno de ellos. Este problema afecta a Ucrania, Kazajastán, Bielorrusia y los Estados Bálticos.

3) En el caso de Ucrania la gran población rusa del Este del territorio de este nuevo país, compara su actual situación con la de los habitantes de Rusia y le resulta más que natural aspirar a la incorporación a Rusia donde hoy los rusos gozan de un bienestar muy superior al de ellos (el ingreso per cápita de ellos es casi tres veces el de los ucranianos). Se suma a lo anterior un significativo progreso ruso después de la década caótica de los noventa, enfrente de una parálisis en Ucrania que muestra que éste ha sido el gran Estado fallido de los que surgieron al fin de la Unión Soviética.

4) Otro error de la división acelerada de la Unión Soviética fue haber mantenido a la Ucrania Occidental en Ucrania, en circunstancia que esa parte del territorio estuvo adherida por cientos de años al mundo occidental. Comenzó el siglo XX como parte del Imperio Austro Húngaro para integrar Polonia después de la Primera Guerra Mundial. En un gesto inexplicable al momento del Pacto Von Ríbentrop-Molotov, Hitler dejó en manos de la Unión Soviética la Ucrania Occidental que nunca había formado parte del mundo ruso y cuyo cristianismo es dependiente de Roma. Es explicable entonces el odio intenso que sienten los habitantes de Ucrania Occidental por Rusia a la que identifican como la continuadora de sus conquistadores de hace 75 años atrás y de los cuales se liberaron solo en 1991. Ellos han sido grandes promotores de mantener a Ucrania alejada de Rusia.

5) Occidente ya "metió su cuchara" en Ucrania en el 2005, promoviendo y apoyando la Revolución Naranja que terminó en el mayor de los descréditos el año 2010. Terminó con el país en una verdadera catástrofe económica.

6) Estados Unidos ha intervenido groseramente en Ucrania. Según la jefa norteamericana de la sección europea del  Departamento de Estado, Estados Unidos había invertido al 2013 US$ 5000 millones de dólares en "promover" la democracia en Ucrania (¿Compra de voluntades?). Además ella impuso al nuevo Gobierno que reemplazó al depuesto Yanukovich, a través del Primer Ministro Yatseniuk. (Lo comprueba una conversación telefónica de la Sra Nuland con su Embajador en Ucrania que se hizo pública). Hoy en el colmo de la incapacidad de encontrar ministros de confianza, el nuevo régimen ha debido recurrir a extranjeros de confianza de los Estados Unidos.

7) En el afán de aislar a Rusia, Estados Unidos ha promovido el acceso de Ucrania a la OTAN  que Rusia rechaza categóricamente. La realidad de los países limítrofes con Rusia no puede por mucho que Occidente lo quiera, ir más allá de la situación de neutralidad de Finlandia y de Austria. No se puede perder de vista que aún existe la paridad nuclear entre Estados Unidos y Rusia. Actuar sin considerar esta realidad es de una imprudencia muy peligrosa. Demás está decir que la presencia de naves de la Armada de Estados Unidos con equipamiento muy sofisticado y letal en el Mar Negro y el establecimiento de bases de la OTÁN en países que participaron en la URSS,, no contribuye a apaciguar los ánimos de Rusia que se ha visto  obligada a prepararse para un eventual ataque de la OTAN. En realidad la crisis en Ucrania es la cara visible de una guerra soterrada entre Estados Unidos y Rusia  en la que Estados Unidos ha empleado sus mejores armas para destruir la imagen de Rusia y su Presidente, afectar la economía rusa y dificultar al máximo el desarrollo a quien es uno de sus mayores competidores en el petróleo y en la venta de armas. La cercanía de Rusia con Europa y particularmente con Alemania, una eventual asociación que desequilibraría la estructura de poder "unipolar" del mundo actual, ha sido un acicate en los esfuerzos de Estados Unidos de postrar a Rusia.

8) La incorporación de Crimea a Rusia fue la respuesta al Golpe de Estado promovido por Estados Unidos en Ucrania y al desprecio olímpico de Estados Unidos al acuerdo impulsado por la Unión Europea y Rusia entre el Gobierno de Yanukovich y la Oposición (hoy Gobierno) de ese entonces. Lamentablemente ni Alemania, ni Francia ni Polonia, cuyos ministros de Relaciones Exteriores avalaron el acuerdo, tuvieron la voluntad y el ánimo para hacer respetar sus fueros atropellados por Estados Unidos.

9) Un ejemplo de la grosera desinformación que promueve Occidente lo hizo presente esta semana Der Spiegel. En una columna firmada por todo su Comité de Redacción, da cuenta del malestar del Gobierno de Alemania con el Jefe Militar de la OTÁN, el General norteamericano Breedlove, quien es acusado de presentar información falsa sobre la situación militar en Ucrania y promover la entrega de armas norteamericanas a Ucrania.

10) El historiador norteamericano William R. Polk quien participó nombrado por el Presidente Kennedy, en el Comité de Administración de Crisis al momento de la Crisis de los Misiles Cubanos, ha entregado también esta semana su opinión sobre las terribles y pavorosas consecuencias que podría alcanzar la Crisis de Ucrania. Un buen argumento para justificar las urgencias de la Señora Merkel y el Presidente Hollande para ponerle paños fríos a una guerra que se sale de madre y sacar adelante una tregua que dé paso a un acuerdo de largo plazo entre todos los que intervienen en ella. El señor Brahm debiera enterarse de las opiniones de su ilustre colega.

11) Mayor información sobre este asunto. 



 

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