domingo, 15 de marzo de 2015

Ucrania, Nuevos Vientos Desde el Reino Unido

Veterano de la Guerra de las Falklands, el Comodoro Philip Thicknesse analizó recientemente en un artículo que reprodujo Reuters el 10 de Marzo, el camino que debe seguir Occidente respecto a Ucrania. Su opinión no es la de cualquiera:  dirigió el Centro de Administración de Crisis de la Defensa inglesa, el Centro de Guerra Marítima y las fuerzas británicas  de las islas del Atlántico Sur.

Su conclusión: "Mejor una paz confusa que una caída repugnante en un conflicto más amplio que el de Ucrania y totalmente evitable, largo y ambiguo o corto y horrible".  Su recomendación:  persuadir a Ucrania que ceda Crimea y una faja de tierra como corredor para acceder a la Península. Es lo que él llama "hacer lo que no corresponde por razones correctas". La pérdida territorial ucraniana ("que no corresponde")  permitiría así la paz de Occidente con Rusia. Sugiere compensar a Ucrania con el acceso a los mercados de la Unión Europea pero rechaza terminantemente su ingreso a la OTÁN. 






El  análisis de Thicknesse refleja sólido sentido común, comenzando por la recomendación de adivinar las motivaciones reales  del Presidente Putin. No ha sido esta la tónica de los analistas occidentales que tras el actuar de Putin solo ven vicios y caprichos. Por eso destaca la importancia que tiene para Rusia contar con puertos confiables y operables todo el año como los de Crimea, una necesidad que reconoce por su experiencia como marino, y que los rusos toman como  un derecho inalienable. Reconoce también que la OTÁN ha puesto el dedo en la llaga rusa al estrechar el círculo con que rodea a Rusia, incorporando a países que eran parte de la URSS como lo ha pretendido hacer ahora con Ucrania.

Piensa el Comodoro que a los líderes políticos de Occidente la visión "cortoplacista"  les impide buscar la solución natural del conflicto que es de largo plazo y que surge de debilidades de Rusia que la llevarían  al despeñadero: su debilidad económica manifiesta ahora con la caída del precio del petróleo, la carencia de un sistema político sólido y la disminución de su población. Son argumentos que circulan en Occidente con la misma confianza con que circula el dólar como moneda internacional. Como buen occidental cree "a pies juntillas" en los efectos de estas situaciones aunque sus apreciaciones  en estas materias resultan muy discutibles.

Sobre la eventual entrega de armas occidentales a Ucrania, el Comodoro es categórico: Alimentar una guerra contra Rusia en la que combata Ucrania como representante de Occidente, que le entregaría material bélico y la entrenaría, sería "demencial, ingenuo  y a propósito escalaría la dimensión del conflicto".  

La nacionalidad del autor lo lleva a adivinar la solución que Churchill, como profeta de una religión misteriosa a la cual adhieren ciegamente los que se creen buenos ingleses, habría dado al desafío que hoy enfrentan en el Este de Europa, los tácticos cortoplacistas y deficientes de la Coalición Occidental. Aunque no le hubiese gustado habría reconocido la necesidad de tratar con el nuevo Zar. Así Rusia que según el Comodoro ha dado muestras de entender mucho mejor Siria e Irán y que debe abordar el problema del islamismo militante,  podría ser un aporte sustantivo a Occidente. También lo sería en el trato con China. 

Muy significativo el texto del Comodoro Thicknesse. Los ingleses se distinguían hasta ahora por echar más leña a la hoguera y ser agresivos hasta la grosería con los rusos. Por algo Merkel y Hollande no incluyeron a Cameron en sus tratativas con Putin. La primavera europea parece traerá nuevos vientos a la situación de Ucrania. 

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