martes, 13 de noviembre de 2012

Aysén: Una Definición Necesaria


Con “sesudas” declaraciones llegamos hace poco al desastre del gas argentino.

Antes Aysén era un “Territorio de Colonización” y sus habitantes se llamaban colonos. Es un séptimo del territorio nacional y hoy cobija a poco más del medio por ciento de la población chilena. El Estado ha invertido en él más de lo que ha retirado y su actividad la sostienen la Administración Pública y el Ejército. Son todas indicaciones que Aysén es una “Colonia” de Chile. El Estado no ha dicho qué espera de su “Colonia” y la gran mayoría de los chilenos la desconocen.

HidroAysén ha hecho consciente al país de “su Colonia”. Su proyecto afecta casi íntegramente al territorio poblado de Aysén, desconocido por muchas autoridades y dirigentes gremiales. El último año ha sido pródigo en opiniones de antología, muchas influidas por una campaña que sirve a los intereses de los inversionistas de HidroAysén. Recién la semana pasada un distinguido y respetable economista descubrió que Aysén es una región de “altísima pluviometría y densidad boscosa, que hace impostergable la construcción de las centrales de HidroAysén”. Generalizaciones como ésta sobre un territorio que se caracteriza por su diversidad, resultan imperdonables.

Pero también en los últimos días el presidente de Asimet pidió que “se actúe en forma inmediata” sobre el problema de abastecimiento y precios de la electricidad sin justificar para nada sus dichos, y el presidente del Banco Central expresó la necesidad de una “matriz energética equilibrada” sin aclarar qué se entiende por este concepto, ni por qué habría de ser el Estado el que planifique el modelo eléctrico (¿No funciona el mercado en esta actividad?). Como estas declaraciones parecen ser formas sutiles de respaldo a HidroAysén, sería adecuado que los que las emitan conozcan el daño irreparable que se podría causar a nuestra “Colonia” convertida en el latifundio de la electricidad chilena. Con “sesudas” declaraciones llegamos hace poco al desastre del gas argentino y a una grave distorsión que aún pagamos, en la generación eléctrica.

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