domingo, 6 de septiembre de 2015

Sirios: ¡Qué lejos estoy del suelo donde he nacido!

La América que vive de México al extremo sur del  Continente  y en el Caribe, un mundo cuyos sentimientos se expresan con fuerza magnífica en los cantos populares, ha sufrido en diversas épocas y con distintas intensidades el drama de la emigración. Por eso el sufrimiento de sus emigrantes lo evocan intensamente hermosas y tristes canciones. Recordarlas es un rito adecuado para apreciar cuanto dolor puede haber hoy en quienes deben abandonar sus tierras y su mundo en el Medio Oriente y en el norte de África.


En México

 Son los mexicanos  quienes tienen en América más viva la llaga de la emigración, y por eso cantan canciones donde expresan su profunda tristeza por tener que alejarse de su país. Entre ellas sobresale la dolorosa Canción Mixteca


Qué lejos estoy del suelo
Donde he nacido.
Intensa nostalgia invade.
Mi pensamiento.
al verme tan solo y triste.
Cual hoja al viento.
Quisiera llorar.
Quisiera morir de sentimiento.
!Oh! tierra del sol.
Suspiro por verte.
Ahora que lejos.
yo vivo sin luz, sin amor.

(otra versión)

Fue compuesta en 1915, en un período de intensas turbulencias en la historia mexicana. Es un testimonio al sufrimiento de quienes son víctima de las pasiones, errores y vicios de sus dirigentes. Cien años han pasado desde que apareciera esta desgarradora canción y los políticos mexicano continúan "como si tal cosa". A pesar que no hay mayor vergüenza para la autoridad que sus ciudadanos deban emigrar en busca de mejores horizontes, la emigración parece ser connatural a la vida mexicana.



También mexicana y más moderna es Juliantla compuesta por Joan Sebastian, fallecido pocos meses atrás. Si no es tan poética como la Canción Mixteca,  Juliantla es el grito desgarrado del hombre común que no entiende porque está lejos de su hogar.  Joan Sebastian nacido en Juliantla, es el autor e interprete de esta canción


Yaaa.
He andado mil lugares
conocí bellas ciudades
mas hoy quiero volver

(quiero volver si si quiero
volver)

a ese pueblo en la montaña
donde tengo mi cabaña
y mi razón de ser

Como añoro, como extraño
mi caballo, mi rebaño
y mi perro fiel

(quiero volver si si quiero
volver)

con mis padres, mis hermanos
mis amigos, mis paisanos
yo quiero volver.

Ajuuu, Juliantla
ese pueblo en la montaña
que de luz de sol se baña
cada amanecer.

Yaaaa
Conocí París, Chicago
medio mundo. He sido un
vago mas hoy quiero
volver.

(quiero volver si si quiero
volver)

Con mis padres, mis hermanos
mis amigos, mis paisanos
yo quiero volver.

Como extraño aquellos
suelos, los cuentos de los
abuelos, como quiero volver.

(quiero volver si si quiero
volver)

a ese pueblo en la montaña
donde tengo mi cabaña
y mi razón de ser.

Ajuuu, Juliantla
ese pueblo en la montaña
que de luz de sol se baña
cada amanecer.


En Argentina

Argentina recibió millones de emigrantes que llegaron a poblarla a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Gracias a ellos su territorio prácticamente deshabitado se transformó y en poco tiempo el país estuvo a la altura de los más ricos del mundo. Un proceso tan rápido debe haber alterado la vida tradicional de los viejos argentinos, habitantes de sus campos y de sus pampas que sintieron las campanas de Buenos Aires, la ciudad que relucía y que encarnó en América a la vieja cultura del Mediterráneo. La nueva época marchitó a la Argentina rural, a la vida  en las pampas, y con ella comenzó con fuerza la vida citadina, porteña. Podría ser la explicación del dolor que retrata el tango famoso "Adiós Pampa Mía", compuesto en 1945.  Es la despedida de un hombre que abandona su tierra.  



Adiós, Pampa mía...
me voy, me voy a tierras extrañas.
Adiós, caminos que he recorrido, valles, montes y
cañadas.
lugares donde he nacido...
Si no volvemos a vernos, tierra querida,
quiero que sepas que al irme dejo la vida.
me voy
dejo la vida y me voy

Al dejarte, Pampa mía,
ojos y alma se me llenan con el verde de tu pasto
y el temblor de las estrellas;
con el canto de tus vientos y el sollozar de vigüelas
que me alegraron a veces y otras me hicieron llorar.

Adiós... Pampa mía...
Me voy camino de la esperanza.
Adiós, llanuras que he galopado, sendas, lomas y
quebradas,
lugares donde he soñado.
Yo he de volver a tu suelo cuando presienta
que mi alma escapa como paloma, hasta el cielo.
Adiós...


En la misma Argentina aparece en 1935 otro tango que retrata la tragedia del que retorna después de veinte años de ausencia, Volver cantado por Carlos Gardel poco antes de su trágica muerte.


Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno.

Son las mismas que alumbraron
con sus pálidos reflejos
hondas horas de dolor.

Y aunque no quise el regreso
siempre se vuelve
al primer amor.

La vieja calle
donde me cobijo
tuya es su vida
tuyo es su querer.

Bajo el burlón
mirar de las estrellas
que con indiferencia
hoy me ven volver.

Volver
con la frente marchita
las nieves del tiempo
platearon mi sien.

Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años no es nada
que febril la mirada
errante en las sombras
te busca y te nombra.

Vivir
con el alma aferrada
a un dulce recuerdo
que lloro otra vez.

Tengo miedo del encuentro
con el pasado que vuelve
a enfrentarse con mi vida.

Tengo miedo de las noches
que pobladas de recuerdos
encadenen mi soñar.

Pero el viajero que huye
tarde o temprano
detiene su andar.

Y aunque el olvido
que todo destruye
haya matado mi vieja ilusión,

guardo escondida
una esperanza humilde
que es toda la fortuna
de mi corazón.


En Cuba

Los cubanos  hacen música alegre con cualquier pretexto, así es que resulta rara  en ellos una canción triste como la hoy famosa "Cuando salí de Cuba"  , de 1965. Claro, no fue un cubano el compositor. Fue un argentino que vivió en Cuba, Luis Aguilé, que la compuso para expresar la tristeza que sintió al abandonar a una novia cubana. A poco andar la canción se  transformó en el himno de los exiliados cubanos, de los que debieron salir de su país como consecuencia del mesianismo fracasado de Fidel Castro. Sintieron que la canción interpretaba cabalmente sus sentimientos.


Nunca podré morirme,
mi corazón no lo tengo aquí.
Aquí me está esperando,
me está aguardando que vuelva allí.

Cuando salí de Cuba
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

(otra versión)

Late y sigue latiendo
porque mi tierra vida me da,
pero llegará el día
en que mi mano lo alcanzará.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.

Una triste tormenta
te está azotando sin descansar
pero el sol de tus hijos
pronto la calma te hará alcanzar.

Cuando salí de Cuba,
dejé mi vida dejé mi amor.
Cuando salí de Cuba,
dejé enterrado mi corazón.


Emigración a Chile

La emigrantes no están ajenos al Chile de hoy. Llegan  en cantidades significativas desde Perú, Colombia, República Dominicana, Haití, Bolivia, Ecuador, atraídos por el progreso económico de Chile. En menor medida llegan de España y Argentina, principalmente profesionales.

Chile no puede olvidar que quien llega trae un profundo dolor, el que reflejan las canciones transcritas más arriba. Es un hombre que sufre porque ha abandonado su tierra, su familia, su pueblo, sus amistades, sus amores, su cultura. Prácticamente todo lo que hace la vida de las personas.

El niño muerto en las playas de Bodrun es un recordatorio trágico para que Chile abra sus puerta al emigrante sirio y le haga saber que

Campesinos y gentes del pueblo
te saldrán al encuentro, viajero
y veras como quieren en Chile
al amigo cuando es forastero

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