Algo más que vientos ha sembrado Europa en el Medio Oriente. Hoy los miles de emigrantes que buscan refugiarse en las ricas y pacíficas tierras europeas se han convertido en una tempestad y avalan el dicho norteamericano "There is no such a thing as a free lunch", "no hay almuerzos gratis".
Es la cuenta que Europa tiene que pagar por algunos festines en los que ha participado. ¿No fueron aviones europeos los que bombardearon Libia provocando la desintegración del país? ¿No fue el nunca bien ponderado Sarkozy el máximo agitador de la campaña para destruir a Libia y asesinar a Gadafy? ¿No fue Hollande el gran entusiasta de terminar con el régimen de Bashar Al Assad en Siria a punta de misiles y bombardeos aéreos? ¿No es el rubicundo líder conservador inglés David Cameron especialista en frases grandilocuentes, el que le lleva el amen a sus patrones americanos en sus acciones bélicas en el Medio Oriente? ¿No fue a él a quién la Cámara de los Comunes le prohibió participar en la guerra contra Siria? ¿No han sido los europeos los que por omisión o acción permitieron la malhadada invasión de Iraq que promovió Bush Jr, la misma que le ha costado a ese infeliz país más de 250.000 civiles inocentes muertos? ¿Y no fue igual con la invasión de Afganistán?
¿Con qué derecho Europa interfirió e interfiere en la vida modesta y quitada de bulla de millones de seres humanos del Medio Oriente? Si es tanto su afán moralizador ¿Por qué no investiga que es lo hay detrás del misterioso Estado Islámico y denuncia a los verdaderos responsables de esta invención hecha para aterrorizar en Siria e Iraq, y que por cierto hace que los europeos asocien el Islam con la encarnación del Mal? ¿No es vox populi que lo apoyan turcos, saudíes, jordanos e israelitas, curiosamente todos aliados de Estados Unidos y como consecuencia, de Europa?
La vuelta de mano ha sido más rápida de lo esperado y se ha hecho presente en el tsunami migratorio que día a día llega a los países europeos. A pesar que se cuenta con meticulosidad alemana a los que llegan, no se dice precisamente de dónde vienen los desesperados inmigrantes ni se habla de su calidad profesional. Nada se dice de lo que pueda poner en evidencia la destrucción de sociedades que por miles de años han sido centros de cultura y civilización, destrucciones en las cuales Europa ha sido o autor, o cómplice o encubridor. ¿Olvidó Europa las consecuencias de su brutalidad en las dos grandes guerras mundiales del Siglo XX y el "Nunca Más" en el cual se asentó la nueva Europa de la segunda mitad del siglo? Con razón ya se compara la avalancha de emigrantes que hoy llega a los países europeos, con los grandes movimientos de poblaciones desplazadas y damnificadas al fin de la Segunda Guerra. No es un síntoma de un pequeño problema: es la manifestación de tragedias sociales de gran magnitud.
¿Por qué lo hace y lo ha hecho Europa? Es muy posible que ni siquiera lo sepa. En buena medida es una consecuencia de su incapacidad para desarrollar su propia política internacional, un producto de la sujeción europea a las políticas que le llegan del otro lado del Atlántico, políticas que usan a los europeos pero que no consideran sus intereses vitales. Es lo que ha sucedido con la crisis ucraniana: intereses inconfesos de Estados Unidos provocaron un conflicto en el que Europa tuvo que involucrarse arriesgando ser la primera víctima de una guerra nuclear entre Rusia y Estados Unidos y sacrificando la reintegración de Rusia a Europa. Cuando el conflicto pasó a "castaño oscuro", la dupla Merkel-Hollande visitó Moscú con la cabeza gacha y el corazón contrito, una nueva humillación en un catálogo que ya se está convirtiendo en el pan de todos los días. Fueron a pedir perdón y a buscar la paz para una Europa que podía explotar a partir de Ucrania, ellos los que se tragaron el Golpe de Estado de Febrero del 2014, los que debieron adherir a las sanciones contra Rusia y que han tenido que replegar los negocios que arduamente habían enhebrado con una Rusia que se convertía en un gran mercado consumidor de los productos europeos. ¡La sujeción de Europa a Estados Unidos es dolorosa, qué duda cabe! Ahora que el estúpido gobierno ucraniano se somete después de 6500 muertos, la pérdida de Crimea, y de las regiones orientales (serán autónomas), y el entierro de su economía, le llegará la cuenta a Europa. ¿Adónde irán a parar los hambrientos, los desempleados y la juventud sin futuro de Ucrania? ¿Permitirá Rusia que aumenten los tres millones de inmigrantes ucranianos que ya tenía antes del conflicto? ¿No son cerca de cincuenta millones los habitantes de Ucrania? ¿Cuántos irán a dar a Europa?
Creer que Europa es un El Dorado para los emigrantes del Medio Oriente es poco realista. Basta ver lo que ha pasado con los turcos, que fueron grandes emigrantes a Alemania y Austria. La reciente prosperidad en Turquía cortó la hemorragia migratoria porque permitió una vida decente de los turcos en su propio país. Nada comparable por supuesto al nivel de vida de Frankfurt o de Viena. Solo una "vida decente" donde están sus familiares y sus amigos, donde se habla su lengua y se vive como a ellos les gusta, donde oyen su música y gozan su comida, donde están sus muertos, donde encuentran a sus amigos, donde se casan y forman familia. Solo la tontería de algunos economistas puede hacer pensar que el ingreso "per cápita" es el gran imán para el ser humano.
No, los que hoy se van a Europa no van tras una mejoría en sus ingresos. Se van porque están desesperados, porque su vida como seres humanos ya no puede continuar en sus territorios que por milenios fueron un paraíso. Están obligados a sacrificar lo más sagrado: su cultura y terruño, donde han tejido la trama de sus vidas. ¡Cuánta culpa la de los europeo cuando siendo testigos, callaron antes los asesinatos y la destrucción de ciudades y países! ¡Cuánta culpa de los europeos cuando ellos fueron los que asesinaron y bombardearon ciudades y países!
Pobres europeos que aún creen que podrán continuar orgullosamente en el futuro con sus viejas y cerradas sociedades alemanas, francesas, inglesas, italianas, etc. El shock de los emigrantes les debiera abrir de una vez por todas los ojos a las nuevas realidades del mundo, de un mundo donde hay que ser consecuentes con la "globalización" y donde las sociedades serán una convivencia de diversas etnias, nacionalidades y culturas. Lo debieran aprender del socio que les da las órdenes y que desde hace muchos años sabe que la riqueza y el futuro de su sociedad no está en conservarla como un reducto para los WASP que la formaron
Los europeos que con sus intrigas y violencias parieron la estampida de millones de emigrantes, han cavado la tumba de sus viejas nacionalidades.
Un excelente análisis y comentario, con información confiable y fidedigna. Ojalá una más amplia gama de chilenos tengan acceso a conocer lo que realmente está pasando en Europa y el Oriente Próximo, y no se limiten a leer o escuchar lo que diariamente las agencias y publicaciones interesadamente les entregan.
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