domingo, 28 de junio de 2015

Las Regiones y la Descentralización en Chile

Un año y medio atrás preparé este documento como un esbozo para contribuir a un programa de descentralización, una iniciativa que Chile espera ya por mucho tiempo . Hoy el Gobierno de la Presidenta Bachelet parece haberse empantanado en estas materias. Nada más gráfico que ver en estos días a la Comisión de Regionalización  la que preparó un plan que cuajó en un proyecto de ley, protestando ante el Congreso Nacional que no tiene ninguna premura en abordar la discusión de este Proyecto.

Santiago por otra parte ha mostrado en el mes de Junio que la contaminación afecta seriamente el normal desenvolvimiento de sus actividades. ¿Hasta adonde ha de llegar ella para que las autoridades decidan terminar con el crecimiento de la Capital y estimular el desarrollo de las ciudades regionales?


Una Organización Anacrónica

A través de  doscientos años de vida independiente Chile mantiene en lo sustancial la misma organización administrativa del país, con una fuerte concentración de las actividades de Gobierno en Santiago. Esto a pesar que en este período la población se ha multiplicado por veinte veces y que se incorporaron al territorio en diferentes momentos el Norte Grande, el territorio Mapuche y la Patagonia Chilena (Aysén y Magallanes). En estos doscientos años el mundo ha presenciado cambios radicales que hacen absolutamente anacrónica  una organización política que se estimó adecuada para la realidad de comienzos del Siglo Diecinueve.

Pensar que unidades territoriales con dos millones de habitantes no sean  hoy capaces  de gobernarse por sí mismas es una muestra de conservadurismo absurdo. Hace doscientos años, a pesar de las dificultades propias de la vida de la época, los ciudadanos de entonces no temieron gobernarse por ellos mismos.

El Progreso Tecnológico Ayuda a las Regiones

La modernidad está del lado de las Regiones. Hoy hasta en los lugares físicamente más remotos se puede acceder con facilidad por la revolución gigantesca de los transportes. ¡Y qué se dice de la facilidad de comunicación que ha traído la revolución informática! Hoy si se quiere, todos los lugares son accesibles y todos están comunicados! Ambas revoluciones juegan a favor de las pequeñas unidades  y dejan sin sentido a las grandes concentraciones de población. 

Un Alivio para el Gobierno Central

Tendemos a mirar  la Descentralización como un beneficio para las Regiones, con las obvias  y naturales aprehensiones de sus capacidades de gestión. Pero perdemos de vista lo que puede ser el mayor beneficio de ella qué es el alivio de la carga administrativa del Gobierno Central, y por ende la necesaria mejoría que ello conlleva en la administración de los problemas que ineludiblemente deben recaer en él. No tenemos conciencia del lastre que una administración regional centralizada impone al Gobierno Central. ¡De cuantas minucias regionales que además enfrenta con incompetencia, debe hacerse cargo el Gobierno Central! ¡Cuánto tiempo y cuántas energías ellas consumen de las autoridades centrales!



Facilitar la Participación Ciudadana

Hoy la política le parece lejana a los ciudadanos lo que contribuye a su desinterés por los asuntos públicos. Por otro lado las autoridades centrales ven los problemas de las Regiones como muy lejanos. Creer que la democracia se respalda por un interés colectivo en todos los  problemas nacionales, es de una ingenuidad peligrosa. La ciudadanía participa solo en la medida que los problemas públicos están a su alcance. Llenarla de problemas de todas las Regiones del País es una insensatez. Se satura a los ciudadanos que  ya están requeridos en exceso por las múltiples  distracciones del mundo moderno. ¿Corresponde que los ciudadanos de Antofagasta se preocupen de la construcción del Puente sobre el Canal de Chacao? ¿Y que los ciudadanos de Aysén sigan los problemas de la escasez de agua del Norte Grande?  El actual esquema de administración del País pide a los ciudadanos que se interesen por problemas que para ellos son tan remotos como los de Tanzania y a las autoridades centrales que se preocupen de problemas tan  distantes como los de Japón. Si queremos que en Chile haya  una democracia efectiva es necesario no abusar de la capacidad de análisis y de atención de los ciudadanos. Es indispensable hacerles más fácil su participación en la vida política. La concentración de los políticos nacionales en los problemas verdaderamente nacionales mejoraría mucho su gestión y le permitiría a la ciudadanía reducir  en forma drástica el número de problemas que requieren su atención.

Cercanía de las Autoridades con los Problemas

La Regionalización trae los beneficios obvios de un proceso de descentralización: las decisiones se toman más cerca de los problemas, la cercanía ayuda a una visión más realista, las reacciones de las autoridades pueden ser más rápidas, la gente conoce de mejor manera a las autoridades  y estas no pueden protegerse amparadas por la distancia. El conocimiento más acabado de los problemas permite una mejor jerarquización de ellos de manera de hacer más probable su solución.

Más Políticos con Experiencia en la Administración

Pero la Regionalización también permite que los Administradores regionales que se deben a su ciudadanía y no al Gobierno Central, emerjan como políticos nacionales con experiencias administrativas y que sean aprobados con conocimiento de causa por sus electores. Esto ayudaría sobremanera al gobierno del país, que hoy recurre en muchos casos a políticos con experiencia exclusivamente legislativa y respecto a los cuales se hace muy difícil el juicio de la ciudadanía. En los países descentralizados muchas veces las grandes autoridades nacionales provienen del ámbito regional. ¿Cuánto ayudaría entonces la descentralización a una mayor renovación de la clase política? Los parlamentos regionales serían también un semillero de legisladores y administradores nacionales.  

Santiago: Un Problema Grave

Pero hay más y se trata de un imperativo urgente para Chile. El tamaño que ha alcanzado Santiago es un grave riesgo para Chile y hace ineludible la Regionalización. A estas alturas hay que ser ciegos para creer que Santiago permite una vida de calidad a sus habitantes. Una gran masa de  santiaguinos vive una vida francamente inhumana, insatisfactoria y absurda. 

Santiago ha alejado a sus habitantes de la naturaleza como si creyéramos que el ser humano puede vivir normalmente en las apretujadas poblaciones de viviendas sociales. ¿Por qué todas las ciudades del mundo que se respetan, tratan que la naturaleza esté cercana a sus habitantes?  Los chilenos podrían habitar ciudades más pequeñas que aprovecharía la cercanía a la naturaleza que la geografía   chilena permite.

El ciudadano de Santiago queriendo estar más cerca de "todo" está condenado a estar más lejos de "todo”. Los buenos servicios urbanos se hacen en Santiago cada vez más difíciles y más caros.
La ciudad ha llegado a un tamaño tal que ha anulado los beneficios de la vida urbana. ¿De qué tamaño son las mejores ciudades del mundo, las que se califican con la más alta calidad de vida? La urbanidad tiene un tamaño óptimo que hace tiempo ya fue sobrepasado por Santiago. La inconsciencia sobre este problema y la alegría pueril sobre las cifras de crecimiento de Santiago, no dejan ver dos de sus más graves consecuencias: las graves deficiencias en la educación de los jóvenes y la delincuencia. Se ha puesto toda la responsabilidad de la debilidad educacional en la educación formal y no se piensa en lo extraordinariamente difícil que es educar en una ciudad en la que desapareció el barrio y su cultura, en la que reina el anonimato, donde al joven se le somete a una vida antinatural y odiosa. ¿No son consecuencias lógicas la agresividad, la violencia, el individualismo, la falta de solidaridad y de una vida en común en una ciudad hipertrofiada y que puede servir para cualquier cosa menos para dar a sus habitantes una vida digna y humana?
Hoy Santiago es un deplorable "campo de trabajo" y no una ciudad digna del ser humano. Y todo esto sucede cuando las actividades económicas y administrativas podrían estas repartidas en una veintena de ciudades chilenas cuya vida ha caído en la anemia y con un tejido social francamente raquítico. El crecimiento descontrolado y desmedido de Santiago es una consecuencia funesta del siglo XX chileno pues antes de él era posible observar una distribución razonable de la población a lo largo del territorio.  La hipertrofia de Santiago por su tamaño relativo al del resto de las ciudades, es un problema que amenaza gravemente a la sociedad chilena.

Territorios Administrados por el Gobierno Central

Un Programa de Regionalización ha de considerar necesariamente la situación de las Regiones Extremas, Arica y Magallanes y de la Región que hasta no hace mucho tiempo se conocía con un nombre que describía bien su situación: el Territorio de Colonización de Aysén. Éste lo que hoy es la Undécima Región, continúa siendo un Territorio de Colonización, una colonia chilena. Como tal su administración debiera continuar a cargo de las Autoridades del Gobierno Central. Las Regiones Extremas debieran también ser dirigidas por la Autoridad Central, atendida su extrema vulnerabilidad. En iguales condiciones debieran quedar la Isla de Pascua y el Territorio Mapuche. Ambos requieren una atención especial del Estado de Chile.

La Administración Eficiente y Correcta de las Regiones: un Problema Nacional

El Programa de Regionalización debe establecer el ámbito de competencia de las autoridades regionales y el rol de la actual Contraloría respecto a ellas, a la cual debieran estar sujetas. Para el Estado de Chile el funcionamiento correcto de sus autoridades regionales es de interés nacional.
Naturalmente el Programa debe definir cuáles son asuntos de interés nacional que deben recaer en las autoridades nacionales.

El Resentimiento Regional

No se puede dejar pasar el grave sentimiento que se ha ido acumulando en las Regiones sobre la dependencia excesiva del Gobierno Central. Periódicamente se producen conflictos en diversas regiones alimentados por la percepción que el Gobierno Central se preocupa excesivamente de Santiago  y se olvida de los problemas regionales. Este sentimiento conspira contra la solidaridad nacional y contra el espíritu unitario.

Un Presupuesto Regional

La Administración regional ha de contar con los fondos necesarios para abordar todos los problemas del ámbito regional: Obras Públicas, Salud, Educación, Seguridad. La Regionalización será efectiva solo en la medida en que el Presupuesto nacional se descentralice, tanto en los ingresos como en los egresos.

Soluciones Regionales

Cada Región encontrará en un régimen descentralizado sus propias soluciones a los diversos problemas que enfrenta. El país podrá observar cuales han sido las soluciones eficaces que posteriormente las podrán replicar otras Regiones. Se termina de de esta manera con el establecimiento de soluciones nacionales que toman mucho tiempo y arriesgan a todo el país en un determinado curso de acción. 

Es bien probable que algunas o muchas Regiones adopten soluciones a sus problemas que en definitiva no sean tales. Sería como pensar que un niño chico no se caerá al aprender a andar. Las Regiones se equivocarán, tropezarán y se caerán en la administración de sus asuntos pero ¿Será ello peor que los problemas que origina hoy la Administración Central? Sin duda habrá Regiones que aprovecharán al máximo su autonomía para progresar y otras a las que les costará que su propia administración les dé progreso. En lo fundamental en vez del Chile de un color y monótono, veremos un Chile diverso. Con esa diversidad que es la propia de los seres humanos y de la que surge la riqueza y la solidez.

La Descentralización: Una Reforma Compleja


A pesar de los beneficios ya descritos, es evidente que esta es una reforma compleja. Pero Chile ha tenido la  audacia de introducir reformas radicales que han hecho progresar notablemente al país.¿Por qué no entonces la Descentralización, con todas sus dificultades y oposiciones de sectores interesados en mantener la estructura política momificada del país?

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