lunes, 2 de mayo de 2016

La Caída de la URSS y la Discordia entre Rusos y Norteamericanos

Hace veinticinco años la sociedad rusa admiraba a la norteamericana. Era el modelo hacia el cual apuntar después que ella en 1991 había desechado el Comunismo, "esta ideología llena de grietas", "una camisa sucia y sudada y que tiene ahora tantas manchas de sangre..." (Solzhenitsyn 1973). Pero setenta años "no eran nada". Dos trayectorias muy distintas en ese período y experiencias vitales radicalmente diferentes, debían conducir al desencuentro de los dos antiguos rivales. También el cambio de régimen en Rusia marcó caminos diferentes: Para la sociedad rusa fue un triunfo. Para los norteamericanos fue una consecuencia de la derrota rusa en la Guerra Fría que daba derechos al que se creyó triunfador Estados Unidos, sobre el derrotado, Rusia.

El artículo de Tobías Rupprecht que explica la admiración de la ciudadanía soviética por el General Pinochet y su Gobierno en Chile, permite entender y valorizar el punto de vista ruso. Según Rupprecht  la campaña para desvalorizar la imagen de Pinochet, la llamada Operación Tucán, tenía como objetivo perjudicar a los disidentes soviéticos de la época alejándolos de la opinión pública soviética y de la izquierda europea. Ello sobre la base de una supuesta admiración de los disidentes con el gobernante chileno  pintado en la campaña como la encarnación de la maldad.

Lo que queda en evidencia gracias a Tucán es que en los años Setenta existió en la URSS una "Disidencia" tan extendida e importante que se hizo acreedora a una campaña masiva de los Medios soviéticos en la que ella era el principal objetivo. Que el mensaje de los disidentes calaba hondo en la sociedad soviética lo muestra el efecto contraproducente que la campaña produjo en la sociedad soviética. Según Rupprecht  en vez de desprestigiar a los disidentes prestigió a Pinochet en la sociedad soviética de la época. Ya en los años Setenta la sociedad soviética entendía que sus dirigentes hablaban con la mentira: "Esta alimentación forzada a base de mentiras, universal y obligatoria, es ahora el aspecto más angustiante de la existencia en nuestro país, peor que todas nuestras miserias materiales, peor que toda carencia de libertades ciudadanas" (Solzhenitsyn. Carta a los Líderes Soviéticos, 1973).



El Fin de la URSS

La existencia de una potente disidencia a comienzos de los años Setenta en la URSS y de una opinión pública que desconfiaba de sus dirigentes, explica que a fines de los Ochenta existiera una gran mayoría de la ciudadanía soviética tras el cambio de régimen que puso fin a la URSS en 1991. La amplia aprobación social trajo un cambio pacífico, con pocas víctimas que lamentar. Cayó el Régimen como cae la fruta madura del árbol. Ya nada lo podía sostener después del largo proceso de maduración de la sociedad en su contra.

Alexander Solzhenitsyn, uno de los disidentes que habló fuerte y claro en la URSS. Su "Carta a los Líderes Soviéticos", notable documento político, publicada en Moscú en Septiembre de 1973, le valió ser expulsado de la URSS en 1974.




Occidente hace abstracción de la sociedad soviética y atribuye en gran medida el cambio de la URSS a la decisión del entonces presidente de Estados Unidos Ronald Reagan de escalar la competencia de las armas a lo que se llamó la Guerra de las Galaxias (la ampliación al espacio de la lucha entre la URSS y EEUU). Asumió que la URSS no estaba económicamente preparada para la nueva apuesta que le planteaba su rival en la Guerra Fría y que ello había precipitado una especie de rendición que hacía de Estados Unidos el campeón en esta guerra.

Las percepciones fueron entonces distintas en la sociedad Occidental y en la Soviética. Rusia continuadora de la URSS, fue considerada en Occidente como una derrotada y ello hizo que Estados Unidos actuara del 1991 en adelante como "LA POTENCIA" indiscutida en el mundo. Surgió la llamada doctrina Wolfowitz (doctrina de Defensa de EEUU de 1991) que proclamó el propósito de impedir el resurgimiento  de un ente que pudiese poner en peligro la seguridad de EEUU  en los territorios que cubría la URSS.  De ahí en adelante comienza la neutralización de los estados que surgieron de la URSS y de sus antiguos aliados por medio de la ampliación y avance paulatino de la OTÁN que incorporó a territorios de la ex URSS (Estados Bálticos) y países que formaban parte del Pacto de Varsovia (Polonia, República Checa, Rumanía, Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia y Albania) la vieja alianza de países comunistas del Centro y del Este de Europa; y posteriormente por las "revoluciones de colores", las guerras de los Balcanes,  la Guerra de Georgia (2008) y la de Ucrania (2014).

EEUU al sentirse vencedor de la Guerra Fría consideró a Rusia como un rival derrotado y al cual podía someter como a los derrotados en la Segunda Guerra Mundial.

La Sociedad Rusa por su parte también se sintió vencedora y con razón: consiguió desterrar al régimen comunista y comenzar una transición pacífica del Comunismo  a un régimen democrático en lo político y liberal en lo económico. Pensó que Occidente la recibiría con los brazos abiertos pero a poco andar advirtió que Occidente la miraba  como una derrotada que debía someterse a los dictados de los vencedores.

El desencuentro entre la percepción occidental y la percepción rusa del fin de la URSS debía traer necesariamente el conflicto. Rusia no entendió que debía limitar su autonomía para seguir los dictados de los Estados Unidos que por su parte no acepta que Rusia a la que cree haber derrotado, quiera trazar su propio camino.

Que  Occidente  consideró a Rusia como una derrotada en la Guerra Fría lo demuestra la distinta actitud que tuvo hacia los otros países de la Europa Comunista. Los  consideró como héroes que enfrentaron a la URSS para lograr su liberación. Para ellos llegaron todos los honores, la incorporación a la Unión Europea y a la OTÁN; y a Rusia la marginación del "mundo civilizado", la amenaza de los misiles y la suspicacia permanente. Profunda injusticia porque sin la disposición de la sociedad soviética de sacudirse "la camisa sucia y sudada y manchada en la sangre de sus víctimas" como llama Solzhenitsyn a la ideología comunista, nada habría pasado en los otros países del Bloque Comunista europeo.

La versión Occidental peca de simplismo. Es una versión holywoodense: los buenos triunfan sobre los malos gracias a la sabiduría y voluntad de un gran líder (Enfoque ideal para una campaña de Medios). Lo que pasó con la sociedad y la opinión pública soviética no entró en el guión y fue simplemente ignorado. Es una interpretación histórica que no entiende que los dirigentes  son nada frente a la marea de los sentimientos sociales y de la opinión pública. La Guerra de las Galaxias con una sociedad soviética firmemente anclada al Comunismo habría sido un episodio más de la Guerra Fría. No fue necesaria ante la fuerza incontenible de la sociedad soviética decidida a enterrar  el Comunismo.






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