martes, 22 de noviembre de 2016

Trump: La Guerra Continúa


Pocos días han bastado después de la elección de Trump como próximo Presidente de Estados Unidos para dejar en evidencia que las fuertes disputas de la campaña no han cesado y que ellas son solo la demostración visible de un conflicto profundo que continuará al menos mientras dure la Presidencia de Trump. 

Las fuerzas que apoyaron a Hillary Clinton no han dado tregua. Desde la noche misma de la elección la Mass Media y el "Establishment" declararon el "Estado de Estupor". Para ellos resultó inconcebible  que se hubiese levantado un movimiento popular rebelde prácticamente al margen de los partidos políticos, y se hiciera del poder Ejecutivo por al menos  los próximos cuatro años.  Hasta los más sabihondos del Establishment estaban convencidos que continuaba su tutela y dominio sobre los ciudadanos norteamericanos.  Sin embargo no pueden haber ignorado la fractura que desde hace buen tiempo aqueja a  la sociedad norteamericana. A pesar de ello sin duda fueron los que dieron la última palabra para definir  a Hillary Clinton como candidata, ella, la que es universalmente conocida por su estrecha vinculación con los círculos del poder, la menos idónea para una situación en que los políticos tradicionales son mal vistos por las tres cuartas partes de la ciudadanía de Estados Unidos y donde hay una mayoría sustancial de la población  en ánimo de ruptura. Era Hillary Clinton a todas luces una mala candidata ¿Por qué la eligieron entonces?




¿Por qué renunció la llamada "élite" a un candidato  como Bernie Sanders que hubiese podido derrotar a Trump por su trayectoria sin contaminación con el "despreciado Establishment"?  ¿Ceguera propia de los que viven en el mundo marginal de las costas Este y Oeste de Estados Unidos donde se respira el aire  de los "winners", de los que llevan la delantera en la revolución tecnológica y empresarial y que han hecho del Globalismo su vocación? No. Estados Unidos es demasiado sofisticado para pensar que todo el Establishment estaba obnubilado por la dirección que ha ido tomando la sociedad contemporánea. Se hace allí muy buena investigación social y los dirigentes del Establishment debieron percibir y desde hace tiempo, que las cosas pintaban mal para ellos, que el descontento social era extendido y profundo.  Después de la elección los Medios antes silenciosos sobre este asunto. lo han informado profusamente.  ¡Y vaya qué problema el que ha surgido a la luz pública!

Siendo tan desesperada la situación para el Establishment, ¿Por qué doña Hillary como candidata?

Ella a no dudarlo encarnaba en forma químicamente pura  la visión de las élites del Establishment y también no es nada independiente de sus mandantes. La alternativa: un Sanders imprevisible en el mejor de los casos, si bien la manera francamente ovejuna en que aceptó su derrota en la Convención Demócrata mostró que el tigre ya está con  los colmillos gastados. Y otro punto más para Hillary: como bien se sabe que ella no es "trigo limpio"  habría sido fácil  someterla vía el chantaje  por si en algún momento hubiese mostrado arrestos de independencia. (Se puede esperar lo peor de los dirigentes de la élite según muestra la historia reciente donde han impulsado sin asco el asesinato y la destrucción de pueblos enteros). De haber sido elegida Hillary Clinton habría sido afín a la élite, dependiente y "controlable": ¡Una buena Presidente para el Establishment!

Para hacer ganadora a una candidata perdedora la "élite" contaba con el poder de los Medios de Comunicación que a  sus ojos enderezan cualquier entuerto. Una buena campaña comunicacional podía conseguir el voto para la candidata "continuista"  de muchos frustrados o furiosos con el sistema. Y casi lograron su objetivo. Fue una buena demostración de potencia de los Medios: Estuvieron a punto de lograr que un tercio de los descontentos quisiesen continuar "con más de lo mismo" lo que le habría dado la Presidencia a Hillary Clinton. Desplegaron   toda su capacidad para destruir al intruso que venía a echar a perder el juego de las élites y por eso fueron implacables y groseros al extremo con el Ciudadano Trump, un empresario que prestó su voz para que se expresaran las grandes multitudes de los "Sin Voz" de Estados Unidos. Actuaron los Medios con una confianza propia del que siente que todo lo domina. "¿Qué el 70% de la población no tolera a la élite? No importa. Ya les torceremos la voluntad". Perdieron todo pudor para mentir y muy importante, para acomodar las encuestas haciendo aparecer a su candidata como ganadora indiscutida. Quizás hasta pensaron que se habían excedido y que ya era tal la imagen de triunfadora de ella, que la última semana antes de la elección mostraron una contienda muy reñida por unos días, para que así los electores no se quedaran en su casa pensando que su voto daba lo mismo porque Hillary estaba asegurada. Y ya a pocas horas de la elección las encuestas de los Medios mostraron una rara unanimidad con su candidata ganando por un 4%. De antología en estos vaivenes de las encuestas fueron el Washington Post y el ABC News.

Con la derrota de Hillary el mundo se perdió un espectáculo que habría sido emocionante: como la "elite" hubiera sometido a una gran parte de la población profundamente descontenta con las formas que había adquirido el sistema político norteamericano. Pero el escenario actual también es potente: cómo el Gobierno de Trump desmonta la máquina de poder de la "élite". A favor del Gobierno está el gran desprestigio en que ha quedado la Mass Media, el arma favorita de la "élite". En contra, la pésima situación en que recibe Trump  el País, con un endeudamiento público que prácticamente no deja capacidad de maniobra a lo que se suman  graves carencias económicas y sociales. Baste destacar una sola aunque muy dramática situación: Recién Georges Tyler Subsecretario del Tesoro en el Gobierno de Clinton, ha hecho público que  "...según la Oficina de Estadísticas Laborales, en términos reales la mediana de las remuneraciones semanales de un trabajador a jornada completa en el vasto sector no agrícola,   ha sido en el 2016 apenas un 5% superior en términos reales que en 1979".

Es claro entonces que la presión en la caldera social debe estar llegando al máximo de lo tolerable. Por eso no puede el nuevo Gobierno repetir experiencias del pasado. Un pasado que muchas veces siguió la fórmula de Giuseppe Tomasi de Lampedusa en el Gatopardo "Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie". Si Donald Trump cambia realmente la manera de hacer política en Estados Unidos,  debiera marginar a la "élite" para gobernar efectivamente para la gran mayoría. Si junto a ello  introduce nuevas políticas que aparecen como urgentes y necesarias, se puede convertir en un gran líder de Estados Unidos. Tendría que estar demente para pensar que su camino va por el "abuenamiento" con la élite defraudando a los que pusieron su esperanza de un cambio radical en él. Lo tuvo claro en su campaña que se distinguió por mostrar que no le tenía respeto a la "élite" y que era capaz de enfrentarla e insultarla (Seguramente hasta el gesto más nimio de su campaña persiguió dejar en claro que era un rupturista de veras) La Mass Media en su campaña destructora de Trump terminó por convencer a la opinión pública que efectivamente Trump y la "élite" son enemigos y ayudaron a crear su imagen anti Establishment ("Se pasaron de vivos los compadres de los Medios" usando una expresión chilena). No,  viven en otro planeta los que creen que nada cambiará con Trump.

Los primeros nombramientos de Trump han mostrado que está decidido a enderezar de veras los entuertos. Si bien sus grandes desafíos son en el plano interno, para enfrentarlos con tranquilidad es fundamental que Trump desmonte la máquina de poder enquistada en la CIA y el Departamento de Estado, la máquina que ha sido la gran causante de la inquietud incesante que Estados Unidos ha generado en el mundo con amenazas de guerra ni más ni menos que con Rusia y China, y guerras efectivas en el Medio Oriente, la infeliz región  elegida por esta Máquina de Poder para llevar adelante sus siniestras conspiraciones. Es esta máquina de la burocracia internacional de Estados Unidos la que en una trenza se confunde con el vicioso poder de la "elite" y su arma preferida, la Mass Media.

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                                            GENERAL  MIKE FLYNN


No es casualidad que el nombrado Consejero de Seguridad Nacional, el General  Mike Flynn, sea un conocedor profundo de los enredos internacionales creados por la trenza (la "élite", el Departamento de Estado, la CIA, y la Mass Media). No en vano fue el jefe de la Inteligencia de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos hasta el año pasado, en que a pesar de su notable Curriculum fue despedido por Obama (que lo había nombrado en el cargo), aún cuando no estaba en edad de retiro. Debió conocer en detalle todas las intrigas que armaba "la trenza" y que por supuesto ponían en riesgo a las Fuerzas Armadas que al fin de cuentas son las que pagan "los platos rotos". Que Obama haya sacado en forma inesperada al General Flynn habla claro de sus desacuerdos  con "la trenza". Poco después de ser despedido el General Flynn a pesar de estar inscrito como demócrata, se transformó en asesor de varios candidatos republicanos antes de las Primarias para pasar a ser posteriormente un apoyo importante de la candidatura de Trump. Gracias a su presencia la nueva Presidencia contará con información de primera mano sobre las movidas futuras de la Trenza. Difícil que algo se le escape.

Interesante la nueva alianza de Gobierno que encabeza Trump: "Populismo de Derecha" como lo ha motejado la Mass Media para referirse con desprecio a los sentimientos de las grandes mayorías, asociado a las Fuerzas Armadas. ¡No es por supuesto una asociación débil! ¡Incómoda situación la de los políticos tradicionales acostumbrados al viejo juego donde la música la ponía la "élite". Y qué se dice la de los Medios: como han sido mentirosos en público, Trump los invita ahora para echarles en cara su proceder durante la campaña y se los salta olímpicamente usando las Redes Sociales para comunicarse con la ciudadanía.

Espectacular el desconcierto de los mentirosos de la Mass Media. Es claro que casi todo lo que han contado del exterior de Estados Unidos son falsedades que abusan del desconocimiento de los ciudadanos en USA sobre estas materias. Nada nuevo. ¡Lo asombroso es como han mentido en su propia casa y bajo las narices de sus ciudadanos! ¡Caro les habrá de costar!

Es demasiado seria la situación de Estados Unidos y muy graves las consecuencias de ella, para creer como muchos que opinan sin saber realmente lo que está en juego, que el Gobierno de Trump será un Gobierno más de los Estados Unidos.  Ellos hacen nata en el mundo de las letras (Vargas Llosa un buen ejemplar criollo) y de los negocios. Que se dice en los Medios Internacionales.

La guerra está declarada y será a muerte. Son muchos trillones de dólares los que tiene en juego la élite (es lo que le importa) y si bien perdió una batalla muy importante, aún no ha perdido la guerra. Usará todas sus armas para recuperar el terreno que le han quitado. Trump y su equipo tendrán que moverse con la cautela de un Ejército que se adentra en territorio enemigo y que debe asegurar muy bien sus posiciones para anular los contraataques de sus enemigo.

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