viernes, 24 de octubre de 2014

En Valparaíso No Pasa Nada

Con este título Agustín Squella alude hoy en una columna de la página editorial de El Mercurio a un Valparaíso que según él, da muestras de ser lo contrario de lo que la gente cree. Squella dice que en Valparaíso pasan muchas cosas. El problema según él, es que los porteños se encierran en su ciudad y peor, cada grupo en su propio ámbito. Dice que es una "ciudad habitada, una ciudad puerto,una ciudad universitaria, una ciudad patrimonial, una ciudad cultural, una ciudad turística y, si usted quiere, una ciudad legislativa". 


VALPARAÍSO
El problema es que a la larga enumeración de Squella le faltó una categoría que a los intelectuales chilenos siempre parece molestar: una ciudad empresaria. No es que Squella  se equivoque al no mencionar a los empresarios: en Vaparaíso no los hay o quedan muy pocos. No es ya la ciudad de los negocios y del comercio, el centro cosmopolita de Chile, la ciudad con un alma diferente a la del Chile tradicional, la ciudad que irrumpe en el Siglo Diecinueve tan pronto después de la Independencia, se decreta la libertad de comercio. Fue una ciudad que atrajo a los inmigrantes de todas las nacionalidades que vinieron al lejano rincón del mundo que es Chile, a participar en el auge y empuje de la naciente república. ¿Que los hizo huir cien años después de esta ciudad maravillosa que llegó a ser Valparaíso con su apéndice, Viña del Mar? 



Se menciona la apertura del Canal de Panamá,  la crisis del salitre al fin de la Primera Guerra Mundial, o la Gran Crisis del 29. Todas razones poderosas para un trastorno en cualquier ciudad del mundo. Pero por mucho que ellas hayan complicado la vida de Valparaíso, no la habrían podido detener. Las ciudades donde hay empresarios creativos y pujantes como sin duda era el caso de Valparaíso, siempre terminan por sortear estas crisis, y  "encuentran la vuelta", la solución. Pero el problema de Valparaíso fue que Chile a partir de los Años Treinta, se encerró en sí mismo, se hizo proteccionista y peor todavía, estatista. Para desgracia del mundo la Gran Crisis coincidió con el reinado de los ingenieros y de los planificadores en la URSS, la época de Stalin que nos guste o no, industrializó y urbanizó a Rusia. En medio de un mundo que se debatía en el Paro y en la crisis por varios años, la Unión Soviética  que en esos años se preparaba para la Guerra, bullía de actividad. Solución mágica para Chile: la planificación de los ingenieros, la economía centralizada, el intervencionismo en todas sus formas, copiando la moda soviética. Y así Chile comenzó una caída por la pendiente que lo llevó al hoyo que precipitó la crisis institucional de los Setenta. Valparaíso perdió su razón de ser. Los negocios ya no se hacían más en los puertos o en las casas comerciales. Los pasillos de los Ministerios fueron los lugares en que por varias décadas en Chile se decidían los éxitos o los fracasos, donde se fijaban los precios y se otorgaban las licencias de importación o se conseguían las exenciones tributarias o las rebajas de los grotescos derechos de aduana. En síntesis, Chile prescindió de sus empresarios y de la libertad de comercio. Y por eso Valparaíso perdió su razón de ser. Con el paso del tiempo se fueron de la ciudad los empresarios y quedó el cascarón, ahora sin su fundamento. Había comenzado la fiesta: ¡A vivir de las platas del Estado, a ver quien agarra más! Los empresarios que son antes que nada prácticos, se dieron cuenta que no era ese su lugar. Buscan los negocios de veras, las fuentes permanentes de la riqueza. El "Nuevo Chile" y el "Nuevo Valparaíso" dejaron de ser atractivos. ¿O sea que las prosperidades no son permanentes? No, no lo son. Vienen y se van a menos que los dirigentes sociales tengan la sabiduría y la prudencia de no remover las bases que han traído la prosperidad. 


VALPARAISO   


¿Por qué Chile retomó la prosperidad? Fundamentalmente porque después de las décadas planificadoras, centralistas y estatistas, se retornó al libre comercio y al libre emprendimiento. Ello coincidió con la maduración de los emigrantes que llegaron después de las grandes conmociones europeas del Siglo Veinte. Se encontraron en el lugar justo en el momento preciso. Ellos o sus hijos han constituido la mayoría empresarial chilena que ha empujado al país en los últimos cuarenta años. Pero para Valparaíso ya fue muy tarde. El tren había pasado para la ciudad. Los empresarios la habían abandonado y Santiago era el lugar que concentraba a los profesionales y a la nueva clase empresarial.

No es un caso único el de Valparaíso. Por otras razones Lodz, la segunda o tercera ciudad polaca,  nace y decae al mismo tiempo que Valparaíso. Terminó porque siendo un gran centro industrial del Imperio Ruso de los Zares, la ciudad más occidental de este Imperio, entre Varsovia y Berlín, pierde su razón de ser con la Revolución Comunista de 1917 en este Imperio. Desde ese momento hasta ahora ha sido el gran dolor de cabeza de los gobiernos polacos. La "Ciudad de las Cuatro Culturas" perdió a su elite judía y a la elite alemana, ambas prominentes en los negocios y en la cultura. Imposible que esta ciudad pueda retomar la vitalidad que la hizo crecer de manera sorprendente a fines del siglo XIX. 
LODZ


Los intelectuales como Squella podrán inventar todos los festivales, Puertos de Ideas, Seminarios, etc, que quieran para Valparaíso, pero con ello no revivirán al muerto. A lo más lo maquillarán, pero el olor a muerto se seguirá oliendo a la distancia. Valparaíso perdió su energía vital, la que le comunicaba el grupo maravilloso de personas (humanas por supuesto y por tanto con vicios y virtudes) que llegaron a poblarla en el Siglo Diecinueve y que trajeron las muchas culturas de Occidente que se mezclaron en las nuevas tierras y dieron paso además de los negocios, a una rica vida cultural propia, lo que Gastón Soublette describe como "un verdadero milagro".

Irresistible no citar  a Vaclav Havel, el gran líder checo, a propósito de la expulsión de los tres millones de alemanes del territorio checo al término de la Segunda Guerra Mundial, otro ejemplo de un daño autoinflingido: " Podemos haber incluso pagado un precio más alto que los alemanes que fueron
VACLAV HAVEL
expulsados, no solo moralmente -si no hubiese sido por la expulsión, el comunismo no habría encontrado un aterrizaje aquí tan fácil- sino materialmente: sería suficiente con una pequeña investigación de lo que sucedió en las regiones limítrofes como consecuncia de las expulsiones. Las consecuencias de la liquidación de miles de campos, talleres, fábricas y tierra cultivada, tanto como la extrema desestabilización social que se produjo con las nuevas poblaciones que llegaron a reemplazar a las antiguas, son obvias aún hoy día, más de medio siglo más tarde" ("To the Castle and Back". Vaclav Havel). Habría que añadir la gran pérdida que significó para la cultura checa (a falta de mejor nombre) el destierro de esta población alemana, sin duda una elite en los territorios que conformaron Checoeslovaquia.


Y si lloramos hoy por Valparaíso podemos visitar Vyborg para ver que "en todas partes se cuecen habas". Esta gran (por su cultura) y pequeña(por su tamaño) ciudad fue el gran centro cultural de Finlandia, donde se cultivó especialmente el idioma finés como idioma culto (antes en Finlandia se usaba el sueco). Para desgracia de los fineses debieron entregar la ciudad sin sus habitantes a los soviéticos en 1944. Hoy Vyborg que está en el medio de la línea férrea entre San Petersburgo y Helsinki, aparece igual a como la dejaron hace setenta años sus pobladores fineses. La nueva población, antes soviética hoy rusa(¿?), no ha sido capaz de hacer nada nuevo de interés en esta ciudad.  En honor de los nuevos habitantes, hay que decir que los enviaron a una ciudad que fue muy importante en la vida finesa, pero que pasó a ser el último rincón fronterrizo del gran imperio de la URSS, en una dirección que maldito lo que  le interesaba a los planificadores y a las autoridades centrales del Imperio Soviético.

SIC TRANSIT GLORIA MUNDIS 


VYBORG-VIIPURI


1 comentario:

  1. Estimado Jose Luis, comparto plenamente tu visión sobre la situación de Valparaíso.
    Habiendo vivido dos años a comienzos de los 70, como estudiante universitario en dicha ciudad me cautivó su magia, su gente y su historia.
    En los años posteriores he mantenido un vínculo permanente por razones profesionales ligadas al ámbito turístico y he sido testigo de los múltiples esfuerzos que se han realizado en ese campo.En este ámbito el desafío debiera ser que el turista permanezca en la ciudad mas tiempo y no se limite solo a sacar unas lindas fotos.
    Con tristeza he visto como descendientes de los inmigrantes del siglo XIX y comienzos del XX han ido abandonando la ciudad, empresas cerrando sus puertas o trasladando las operaciones y
    para que hablar del deterioro urbano.También desapareció el otrora importante centro financiero, centros de salud y colegios de excelencia.
    Es cierto que existen ciertos lunares atractivos en Valparaíso en el campo del arte, cultura, estudiantil y turismo, pero son insuficientes.
    Hoy Valparaíso no respira solo, requiere de asistencia mecánica y el desafío es que vuelva a ser autovalente. Para esto se requiere de una política integral de largo plazo que reúna al sector público y privado con la participación de emprendedores, empresarios en otras palabras que sean personas con la fuerza para desarrollar nuevas iniciativas y hagan de esta ciudad nuevamente una expresión multicultural.
    Es mi humilde visión.
    Saludos
    Juan Raventós Elissetche

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