martes, 22 de diciembre de 2015

Elecciones en España: ¿La Tormenta Perfecta?

En las elecciones parlamentarias españolas del 2011  el Partido Popular y su líder Rajoy recibieron un apoyo impresionante de la ciudadanía: con el 44,6% de los votos pudieron elegir suficientes parlamentarios para controlar sin contrapeso ambas cámaras. La desesperación se había apoderado de los electores abrumados por la magnitud que alcanzó la crisis en su país. Pensaron que Rajoy y sus huestes podían enfrentarla adecuadamente para salvar a España de la catástrofe. Cuatro años más tarde, en las elecciones del último Domingo, se manifestó en toda su crudeza la decepción de los votantes con el Partido Popular: Retrocedió a un 28,7%. El Partido Socialista (El PSOE) a su vez continuó perdiendo apoyo por lo que solo logró un  22 % de los votos. Así el Partido Popular perdió más de un tercio de su electorado y el Partido socialista casi un cuarto. Entre ambos que hace poco dominaban absolutamente la escena política española, apenas sumaron un 51% del electorado habiendo llegado al 73,4% en la elección del 2011. Definitivamente los partidos políticos tradicionales no fueron considerados adecuado para las circunstancias políticas de España.



En esta última elección casi un 35% del electorado prefirió a dos fuerzas nuevas "Podemos" y "Ciudadans", un grito desesperado ante la evidencia que las fuerzas tradicionales son incapaces de sacar a España del marasmo en que se encuentra. Podemos y Ciudadans se han desmarcado del Partido Socialista y del Popular respectivamente, y cuidan con extremo celo su independencia, conscientes que solo la distancia con los viejos leones les permite un futuro en el horizonte político español. Cualquiera que se asocie para formar gobierno  con uno de los partidos del pasado corre el riesgo del repudio de sus electores que no quieren saber nada de los políticos que hundieron a España.

Así las cosas el cuadro político español tendría como única solución un gobierno de coalición a partir de los viejos moribundos, el PP y el PSOE. ¿Será posible? Como el amor de los políticos por el poder no conoce límites, todo es posible, hasta una alianza antinatural como la de estas dos fuerzas (¿Fuerzas? Más bien "debilidades") que se han mordido por años. Seguramente ya reciben fuertes presiones de  los socios europeos, aterrados de una debacle económica en España que haga temblar el piso en otros países de la Unión Europea. El problema es que cada uno de ellos baila un ritmo distinto por lo que solo un tercero podría darles la pauta para que bailen al unísono. ¿Aparecerá en España una troika como la que se presentó en Grecia y que hoy manda sin contemplaciones a las "autoridades" griegas?

Lo grave del cuadro español es que los dirigentes parecen olvidar en medio de sus cabildeos para adueñarse del poder, que el enfermo está grave y el ambiente económico mundial no ayuda a la mejoría, con un bajo crecimiento, países empantanados y un alza en la tasa de interés en Estados Unidos que no presagia nada bueno para los endeudados como España, un país que a pesar de todo lo que han cacareado sus dirigentes, aún no logra resolver sus desequilibrios.  El gasto público español aún se financia con inyecciones de sus acreedores. Cuando la deuda pública en España roza el 100% del PGB es más que pertinente preguntar hasta cuando los acreedores aportarán nuevos recursos. Querrán ver un Gobierno español que actúa con decisión para corregir los desequilibrios y que saca a la sociedad española del camino sin destino que ha seguido hasta hoy. Pero esto es precisamente lo que no hacen los gobiernos de coalición o los gobiernos que se sustentan en una minoría del electorado. ¡Negro, negro el panorama español!

Rajoy recibió un castigo mayúsculo en las últimas elecciones. Bien merecido lo tiene porque en su gobierno primaron más los cálculos de los operadores políticos, "inmediatistas"  que solo ven el corto plazo. La gran política, la que era necesaria para sacar al país del pantano, brilló por su ausencia. Fue el de Rajoy un gobierno que no tuvo el coraje que exigían las circunstancias y que esperaban los ciudadanos españoles, que no en vano lo dotaron  con un poder más que suficiente para enfrentar los problemas. Si España no salió adelante con un gobierno formalmente poderoso, ¿Cómo lo  podrá hacer ahora?

A pesar del fracaso de Rajoy los líderes occidentales pintan a España como un modelo de progreso y los Medios comprometidos con ellos (casi todos) han difundido la idea ridícula del "éxito español". Quizás por eso y en el afán de no desmentir sus anteriores informaciones, muchos titularon el resultado de las elecciones españoles con un "Rajoy ganó". ¡Buen triunfo este de perder un tercio de sus votantes! En realidad se trató de una derrota y un castigo de antología para quien fue el "ungido" de la sociedad española hace cuatro años atrás.

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