Nada de raro entonces que Maduro haya ganado las elecciones y que ello se deba a un fraude. Sería uno más en una desvergonzada secuencia de engaños.
Todo muy natural para los presidentes latinoamericanos que acostumbrados al mundo del “realismo mágico”, consagraron la legitimidad del nuevo gobierno venezolano del "Presidente" Maduro.
Lo que ha seguido, las amenazas de encarcelar a Capriles el candidato de la oposición, el rechazo a una revisión del escrutinio y los pugilatos en el congreso para amedrentar a los parlamentarios, no hace sino confirmar el particular estilo de conducta chavista.
Varias explicaciones son posibles ante la evidente determinación del Chavismo de conservar el poder a cualquier precio.
- El temor al regreso a una Venezuela corrupta e incompetente, la que encarnó Andrés Pérez.
- La creencia que el petróleo venezolano puede atraer el interés de fuerzas interesadas en apoderarse de él y que hacen necesaria la presencia de los militares en el poder. El caso de Libia del cual Chávez no estuvo distante, avala esta teoría.
- La presión del Castrismo que ante una llegada al poder de la Oposición venezolana perdería los generosos subsidios con que la provee el Chavismo.
- La duda sobre la continuidad ante un eventual cambio de administración, de políticas y programas que favorecen a la población de menos recursos.
- La suspicacia sobre una intervención norteamericana en la política venezolana. Ella sería posible por la cercanía de Estados Unidos con las fuerzas de Capriles.
- Intereses inconfesados del Chavismo que ha generado una impresionante "redistribución de la riqueza" mediante el abuso de la discrecionalidad en su sistema económico. Así han aparecido los "nuevos ricos del régimen", naturalmente conservadores de sus privilegios. Es la fuerza de la corrupción que se práctica en gran escala en un régimen que se suponía apareció para liberar a Venezuela de esta lacra. Más sobre esta explicación en una próxima entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario