lunes, 11 de marzo de 2019

A 30 AÑOS DE LAS UVAS “ENVENENADAS” POR ESTADOS UNIDOS: LA ADVERTENCIA DE RICARDO CLARO AL GOBIERNO DE CHILE



El destacado abogado y empresario  Ricardo Claro gran patriota y hombre valiente, advirtió al Gobierno de Chile del acto terrorista del Gobierno de USA,  11 días antes del embargo de la uva. 


El 12 de Marzo se cumplen 30 años del escándalo de las llamadas "uvas envenenadas" chilenas. La Universidad de Davis en California demostró que no existió el tal envenenamiento (cualquier químico recién graduado sabe  que por sus azúcares la uva no puede contener cianuro ya que al contacto con ellos se volatiliza instantáneamente). A pesar de ello las campañas comunicacionales tiraron una densa cortina de humo que confundió a la opinión pública mundial e incluso a la chilena. Basta leer  Wikipedia para apreciar la desinformación que existe al respecto.

Puedo dar fe que el Presidente del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura de la época, destacado abogado (socio principal de Claro y Compañía) y gran empresario (Presidente de la Compañía Sudamericana de Vapores en ese entonces y vinculado en forma importante con otras grandes empresas chilenas) Don Ricardo Claro Valdés (QEPD) advirtió  al Ministro del Interior de la época Carlos Cáceres, 11 DIAS ANTES DE LA PARALIZACION DE LAS IMPORTACIONES DE UVA CHILENA EN ESTADOS UNIDOS,  QUE EL GOBIERNO DE ESTADOS UNIDOS ATACARÍA VIOLENTAMENTE EL INGRESO A SU PAÍS DE LAS UVAS CHILENAS

Dos o tres días después del anuncio oficial de las autoridades de Estados Unidos de la suspensión  de la importación de uva chilena, el Presidente del Instituto Chileno Norteamericano apareció en televisión frente al público chileno reiterando lo que había advertido días antes al Gobierno de Chile y culpó a funcionarios de la Embajada de Estados Unidos en Santiago de ser los autores de la conspiración terrorista contra la fruta chilena. Por su denuncia Ricardo Claro fue tildado de fantasioso.

Estados Unidos adoptó la paralización cuando inspectores en el Puerto de Philadelphia "encontraron" dos granos de uvas "contaminados" (?) con cianuro en medio de los 250.000.000 de granos que transportaba el barco al que aludían presuntas llamadas anónimas que habrían informado de la acción terrorista a la Embajada de Estados Unidos en Santiago. 


Diversas circunstancias  hacían inevitable que yo estuviese en el ojo del huracán de lo que vendría: Dirigente de Frupac SA una de las principales compañías exportadora de frutas de Chile, Director de la Asociación de Exportadores de Chile, cercano a quien era Ministro del Interior de la época, Carlos Cáceres (fui uno de sus alumnos) y a Ricardo Claro. Frupac importaba y distribuía sus frutas en Estados Unidos a través de Frupac International, cuyo personal directivo estaba conformado en su mayoría por destacados profesionales chilenos y contaba con una asesoría legal a cargo de una de las principales firma de abogados de la ciudad de Philadelphia: Peppers Hamilton and Sheetz. En Chile Frupac se destacaba por un equipo de ingenieros químicos encargado de desarrollar investigaciones técnicas sobre diversos aspectos de la fruta de exportación. Profesionales chilenos, excelente asesoría legal en Estados Unidos y el apoyo de químicos chilenos le permitieron reaccionar inmediatamente antes las autoridades norteamericanas cuando se paralizaron las importaciones de uva.


LA ADVERTENCIA


El jueves 2 de Marzo de 1989 almorzaba junto a mi familia y mi padre en un lugar público en Santiago cuando se acercó a nuestra mesa Ricardo Claro. Antes de retirarse me llamó a un lado y me transmitió que necesitaba hablar urgentemente con el Ministro del Interior de la época Carlos Cáceres, para advertirle que el Gobierno de Estados Unidos atacaría violentamente las exportaciones de uva de Chile. Me pidió que se lo transmitiera al Ministro Cáceres. Esa misma tarde cumplí con su encargo 

Fui testigo entonces de como Ricardo Claro,  Presidente del Instituto Chileno Norteamericano de Cultura, hombre de confianza de la Embajada de Estados Unidos en Chile, denunció la conspiración terrorista que EMPRENDERIA ESTADOS UNIDOS DIEZ DÍAS ANTES QUE SE LLEVARA A CABO.

Al día siguiente de la conversación con Ricardo Claro, el Viernes 3 de Marzo el personal en el puerto de Philadelphia informó a la oficina de Frupac en Santiago que a mediodía las autoridades habían ordenado la paralización de las importaciones de fruta de Chile. Pocas horas después se informó que habían anulado la orden y que las importaciones de fruta de Chile continuaban normalmente. El día anterior el Gobierno de Chile había recibido la advertencia de Ricardo Claro. ¿Se desarrolló en esas cuatros horas una negociación entre el Gobierno de Chile y el de Estados Unidos? ¿Por qué Estados Unidos suspendió y reinició la importación de uvas chilenas?

Nuevamente se restableció la suspensión de la importación el Viernes 10, ya no por cuatro horas. Ésta vez la suspensión fue indefinida y se oficializó el lunes 12 de Marzo con la aparición del Jefe del Food and Drug en los Medios de Comunicación de Estados Unidos anunciando que se había encontrado uva chilena envenenada aunque en dosis que no enfermarían a un niño. Simultáneamente todos los aliados más cercanos a Estados Unidos procedieron a suspender la importación de uva chilena: Japón, Canadá, Arabia Saudita…  ¡hasta Bolivia! (¿Qué velas llevaban los bolivianos en este entierro si no eran compradores de uva chilena?).

El 21 de Marzo se reanudó la importación de uvas chilenas en Estados Unidos después de 11 días de suspensión, precisamente los días de mayor oferta de la temporada. Se calculó en su momento la pérdida del sector exportador chileno en US$ 330.000.000 equivalentes a cerca de US$ 700.000.000 de hoy. Si se considera que en los últimos treinta años la economía chilena se ha multiplicado por cinco, la bomba que dejó caer Estados Unidos produjo un daño en la economía chilena que hoy sería equivalente a un perjuicio de  US$ 3500 millones. 

Ricardo Claro continuó preocupado de defender los intereses chilenos. Sus valiosos contactos internacionales permitieron que la Asociación de Exportadores pudiese contar con la asistencia de la firma legal Sherman Sterling en Washington DC para muchas de las gestiones que fue necesario realizar con las autoridades norteamericanas. Por otra parte continuó denunciando al Gobierno de Estados Unidos como el  terrorista causante del problema de la uva chilena. 

Conocí directamente de una de estas denuncias cuando me pidió lo acompañara a la Embajada de Estados Unidos a una reunión con el Senador Richard Lugar, en ese entonces Presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, una de las autoridades más importantes de su país. Esto fue dos o tres años después del embargo a la uva chilena. Para nuestra sorpresa el Embajador Gillespie a cargo de la Embajada que Ricardo Claro culpaba del acto terrorista que paralizó la importación de uvas chilenas, se subió al ascensor que nos llevaba solos al piso donde nos reuniríamos con el Senador Lugar. A pesar que el Embajador y Ricardo Claro se conocían, no se saludaron y se mantuvieron en silencio, impertérritos. El Embajador se bajó un piso antes de llegar a nuestro destino. Después de una breve espera entramos a la reunión que se suponía privada con el Senador Lugar y ¡oh sorpresa! nuevamente apareció el Embajador Gillespie. Ricardo Claro nuevamente lo ignoró y comenzó su explicación al senador Lugar sobre lo sucedido acusando a la Embajada en Santiago del acto terrorista, apuntando con el dedo al Embajador como jefe de los terroristas. El Embajador se mantuvo en silencio y durante toda la reunión no abrió su boca. Después que Ricardo Claro que por años fue una persona de confianza de la Embajada de Estados Unidos, terminó su denuncia ante el Senador Lugar, nos retiramos ignorando como en toda la reunión, la presencia de Gillespie.

Ricardo Claro tuvo respecto a las uvas envenenadas siempre una sola línea  hasta su muerte: El Gobierno de Estados Unidos fue el terrorista y el causante del grave daño a la exportación de frutas de Chile. Lo advirtió diez días antes del embargo, lo dijo en la televisión chilena durante el embargo y lo mantuvo cuando vino a Chile el Senador Lugar.  

La advertencia temprana de Ricardo Claro debe haber ayudado al Gobierno de Chile a buscar fórmulas adecuadas para temperar el daño que se le venía encima al país. Mal que mal Ricardo Claro no era un cualquiera sino una persona habitualmente bien informada, con excelentes vinculaciones en el extranjero y en particular en Estados Unidos, y por su cargo como Presidente del Instituto Chileno Norteamericano muy cercano a la Embajada de Estados Unidos. Si bien durante varios años al comienzo del Gobierno Militar lo apoyó con entusiasmo, en 1989 mantenía una relación distante con él. 

Las declaraciones de Ricardo Claro y su advertencia al Gobierno de Chile que ayudé a transmitir, y la reiteración de su acusación a la Embajada de Estados Unidos ante el Senador Lugar, ayudaron a orientar las actuaciones en medio de la crisis tanto de la Asociación de Exportadores como de las empresas exportadoras de fruta de Chile.