Ucrania está y no está en guerra. Esa es la solución que Rusia ha encontrado al desafío de EEUU para verse la suerte en el malhadado territorio de Ucrania. No hay un conflicto militar en gran escala que obligue a Occidente a ponerse serio de veras, pero hay un conflicto militar que desgasta a Ucrania y que le impide a su Gobierno trabajar como debe para sacar al país del marasmo en que lo han dejado los gobiernos de los últimos veinte años, Revolución Naranja incluida (la que impulsó Occidente).
Un reciente artículo aparecido en Foreign Policy le recomienda a Ucrania que haga la paz y la pérdida de las dos provincias hoy en manos de las milicias separatistas. "A state of permanent war with Russia would damage Ukraine's democracy, economy and security", precisamente la estrategia que sigue Rusia y que es imposible para Ucrania. Pensar en una guerra hecha y derecha es una estrategia suicida para Ucrania. Al respecto dice Foreign Policy en el mismo artículo: "Neither Crimea nor the two separatist pro-Russia republics in the Donbas area will return to Ukraine's fold anytime soon, if ever. Ukraine lacks the military and financial resources to retake them, and any move to do so would not get Western backing and could even erode American and European support for Ukraine".
La verdad financiera de Ucrania comienza a destaparse. El FMI hace seis meses atrás anunció que US$ 17.000 millones bastaban para sacar a Ucrania del hoyo (Seguramente se llegó a esa cifra solamente para aparecer con algo más que lo que el año pasado Ucrania había acordado con Rusia) . Sin ningún pudor hoy declara que son necesarios 15.000 millones más. El Primer Ministro de Ucrania por su parte declara que Ucrania requiere US$10.000 millones "para ayer".
Para complicar un poco más el cuadro ucraniano, el Gobierno ha nombrado tres nuevos ministros extranjeros (les concedió con ese propósito la nacionalidad ucraniana): La nueva ministra de Finanzas Natalie Jaresko nació en los Estados Unidos y es ¡una creatura hecha y derecha del Departamento de Estado de EEUU! por si había alguna duda quien es el que ronca en Ucrania (Su carrera muestra que ha vivido cobijada a la sombra del gran árbol norteamericano); Aivaras Abromavicius, nacido en Lituania, educado en EEUU y funcionario de fondos de inversión internacionales, es el nuevo Ministro de Desarrollo Económico y Comercio; Aleksandre Kvitashvili, el nuevo Ministro de Salud georgiano, participó activamente en el Gobierno que trató de incorporar Georgia a la OTÁN, que inició una guerra con Rusia el 2008 y que fuera recientemente derrotado en las elecciones. Estos nombramientos hacen pensar que EEUU ha perdido la confianza en los políticos ucranianos y debe recurrir a su "pool" de especialistas. Es una demostración que las cosas no van por buen camino y que se agotan las instancias para que Occidente pueda rescatar al moribundo que es Ucrania. Para los rusos es un "deja vu" que les recuerda los Noventa, los años en que Rusia fue juguete de académicos norteamericanos (Harvard jugó un rol destacado) que experimentaron a discreción con la sociedad rusa, dejando muy amargos recuerdos en la memoria de los ciudadanos que fueron las víctimas de estos manejos, una época negra en sus vidas que quisieran olvidar.
Estados Unidos no escarmienta: donde pone las manos pone desgracias. Arruinó la vida de millones de iraquíes, destruyó la sociedad afgana (lo que se entienda por ella), introdujo el caos en Libia con las muertes y empobrecimiento consiguiente, y ha permitido y estimulado la revolución en Siria. Los casos anteriores son solo los del pasado reciente. Ahora serán sus políticas las que se aplicarán en Ucrania a través de sus emisarios, "sabios" extranjeros en una de las sociedades más complejas del mundo actual. Son las inspiraciones de un país que se siente "excepcional" y que hace creer al mundo que lo que toca su vara mágica pasa a mejor vida. !Desgraciados ucranianos! Compran todos los boletos para atraer sobre sí más y más desgracias. Lo que es lamentable y triste es que Europa sea haga cómplice de estos juegos.
Para colmo de desatinos Ucrania decidió terminar con su compromiso de país neutral y pretende abiertamente la incorporación a la OTAN. Es una buena fórmula para que Rusia no afloje su estrategia de desangrar pacientemente a Ucrania. Y es un camino expedito para que Ucrania se transforme en el Iraq del Este de Europa.
La reacción rusa al descriterio de Ucrania no se ha hecho esperar. Ayer el Gobierno de Rusia aprobó su nueva doctrina militar destacando la amenaza que significa para Rusia la expansión de la OTÁN y el establecimientos de sus fuerzas militares en las fronteras rusas. No puede ser más claro cuál es la línea roja que ha trazado Rusia a Occidente y a Ucrania. Una Ucrania quebrada, administrada por extranjeros, supeditada a las instrucciones de EEUU, a la que Rusia mantiene en una guerra no declarada y limitada, pero guerra al fin y al cabo, no solo apunta a catástrofes para ella misma. Se acerca peligrosamente a ser el campo donde se enciende la gran conflagración que puede envolver a todo el mundo. Cien años después Ucrania juega a ser un nuevo Sarajevo.
Y para no olvidar: La saga ucraniana puede ser aún más dramática en los próximos meses por el nivel crítico al que han llegado sus reservas de divisas y de oro.
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