jueves, 22 de mayo de 2014

La Reforma Universitaria en Chile

Una inconsistencia fatal arrastra la reforma universitaria que propone el gobierno de Michelle Bachelet

El sistema universitario chileno bien podría llamarse Sistema de Alta Capacitación Profesional, por su orientación casi exclusiva a la formación de profesionales para el "desarrollo"  y la actividad económica. A pesar de los habituales enjuagues bucales de los miembros del Consejo de Rectores con la investigación, la ciencia, la Universidad como "faro" de la sociedad, una muy pequeña parte de las actividades universitarias se dedican a estas tareas y a las Humanidades, cada día  más a mal traer. Nada malo hay en la formación para la vida económica; por el contrario, ella ha contribuido notablemente a elevar la productividad de la población chilena y al progreso económico del país.  Preocupado el nuevo gobierno de la forma más que del fondo, del "lucro" y de la "gratuidad", no parece querer un cambio en la orientación de los estudios universitarios. Así las cosas la Universidad continuará orientada a la economía de los chilenos.


Hasta donde se sabe del Ministro Nicolás Eyzaguirre que en la mejor tradición chilena, se sentó a pensar sobre los problemas de su ministerio recién al llegar a su cargo hace dos meses atrás, todo se orienta a que las Universidades que reciben subsidios estatales cualesquiera sea su forma, deben ser totalmente gratuitas. Como el Estado de Chile no regala dinero sin hacer sentir su poder, al financiar a las universidades que opten por la gratuidad, será él, el que determine las carreras necesarias y el largo de ellas, el número de alumnos, los programas de estudio, el sueldo, la cantidad y capacitación de los profesores, las instalaciones y equipos necesarios, la forma de calificar, etc. No puede ser de otra manera de acuerdo a la tradición estatal chilena. Es el Estado el que tiene la plata, es el Estado el que pone la música. Se trata entonces de la "estatización" total de la educación gratuita, que será por supuesto en un comienzo por lejos la mayoritaria en el nuevo sistema universitario chileno.



Se verá en Chile un curioso engendro social: una economía de libre empresa y un ente en manos del Estado de Chile formador de personas para la economía de libre empresa. Una economía ultra dinámica y exigente en manos de agentes privados, exitosa y agresiva; y por otro lado un gran capacitador universitario el Estado de Chile, que ha probado ser paquidérmico en la lentitud de sus reacciones, en su insensibilidad a las señales del mercado, que espera que los problemas exploten para reaccionar, animado por el sectarismo, preocupado muchas veces más por el poder que por el servicio a los ciudadanos. Es un Estado que en la Educación Media y Básica ha perdido alumnos y cerrado escuelas porque los padres han preferido a los vilipendiados "sostenedores", muchos de ellos profesores que han encontrado en el actual sistema una forma para desplegar sus capacidades empresariales en el campo que les es propio, la educación.

El Ministro Eyzaguirre,  educador desde hace dos meses, quiere "cuadrar el círculo" de la educación chilena.


Se podría escribir un voluminoso tratado sobre la negligencia del Estado de Chile y sus errores que caro le han costado a la sociedad chilena.  Será este Estado según Eyzaguirre el que no se sabe como, renacerá de las cenizas y lleno de virtud, educará con profunda sapiencia y eficacia a los futuros trabajadores chilenos ( médicos, abogados, ingenieros, economistas, administradores, constructores, agrónomos arquitectos, etc, etc).  Proveerá este "bien de consumo" como lo calificara el ex Presidente Piñera, que es la educación para la vida económica. No es tan desafortunada la frase presidencial cuando la educación chilena es capacitación económica en un sentido amplio, la que es demandada por el mercado que contrata a los profesionales y los utiliza en el proceso de producción de bienes y servicios.  

¿Irá a estar el Estado a la altura de lo que requiere el mercado? La experiencia enseña hasta la saciedad que en Chile el Estado Empresario es un fracaso. ¡Ni siquiera ha sido un buen controlador y va a ser un buen empresario! A estas alturas ya se tiene todo el derecho a dudar de las iniciativas geniales que vienen de La Moneda. ¿Podrá Eyzaguirre garantizar que si hoy Chile ocupa el lugar número 33 del mundo, no perderá posiciones? ¿Qué se mantendrá por encima de todos los otros países de Latinoamérica? ¿Se pondrá alguna meta más ambiciosa el Ministro?

Esta inconsistencia entre economía libre y educación estatal se resolverá con el correr de los años en el desarrollo de un potente sistema de educación privada universitaria que obtendrá financiamiento de las instituciones financieras privadas. Se fundará en el hecho que los profesionales bien formados recibirán un ingreso muy superior al de los profesionales del sistema estatal formados en la mediocridad, en las huelgas estudiantiles, en "la calle" (en las protestas), en el "discurseo" vago y apasionado, en el sectarismo, en las "movilizaciones", un sistema con estudiantes eternos que no sienten ninguna urgencia por  ingresar al mundo del trabajo, y para quienes solo hay derechos y no deberes. Las familias que quieren lo mejor para sus hijos no tendrán donde perderse.

Al fin y al cabo el mercado no es "tonto". Remunera de acuerdo a productividad. Y la diferencia en los ingresos futuros de los estudiantes les permitirá pagar a los que estudiaron en serio en sus universidades, el costo que tendrá la educación privada sin el apoyo de los subsidios, becas y ayudas estatales. En pocos años los estudiantes recuperarán el costo de su educación universitaria.

Y así el Ministro Eyzaguirre que quiere la igualdad levantará un monumento a la desigualdad con el sistema que ha parido entre "gallos y medianoche". Profesionales de excelencia formados en la educación universitaria privada y profesionales "movilizados" (quién sabe que significa esto) de la educación universitaria estatal. El problema para el país será el surgimiento de una clase profesional que aspirará a la "pega" estatal y que vivirá en el terrible mundo del sectarismo político y a la sombra de los partidos políticos. 

A los egresados de las buenas Facultades de buenas Universidades se los pelearán las empresas y el público. Sus ingresos harán irrelevantes los costos de sus estudios profesionales. Los egresados de universidades mediocres y con estudios insatisfactorios mejorarán los servicios de taxis de las ciudades chilenas. Será como en tantos otros países donde los estudios universitarios gratuitos no sirven para ocupar a los graduados en la producción o prestación de servicios que requieren capacidades superiores. Si fueran muchos los que se ofrezcan para el servicio de taxis, siempre estará la posibilidad de los buses del Transantiago.  

Los dueños de las Universidades privadas ganarán mucho dinero al encontrarse como gran competidor un ente somnoliento, mediocre y que más que la educación de los alumnos busca votos y poder político.  Muchas de las universidades privadas que ahora inventan artilugios para ocultar las utilidades que la ley les niega podrán disfrutar de ellas a la luz del sol.

Y sí habrá que reconocerle al Ministro Eyzaguirre que será un gran avance  el termino de la alimentación artificial de la demanda universitaria gracias a los infinitos mecanismos que hoy transfieren fondos fiscales a las universidades. Por la vía de abultar la demanda se inflan los costos y los aranceles universitarios.  En el futuro el "desarrollo" de la educación universitaria estatal será el fruto de las luchas de poder en los partidos políticos, en el Congreso, en la Moneda. Será el resultado de un gran contubernio: El Consejo de Rectores estará en "su salsa" . ¿Será mejor el remedio o la enfermedad?

El Consejo de Rectores, un cartel de las universidades tradicionales chilenas (la mayoría estatales) que perdió poder en 1981 y que hoy se prepara para retornar en gloria y majestad gracias a la Reforma Universitaria. 


Al fin de cuentas la Reforma Universitaria que se viene encima será un factor más en la DES-INTEGRACIÓN de la sociedad chilena. Terminará como el viejo adagio: "Quién quiere hacer el ángel hace la bestia". Uno de los tantos terremotos sociales que Chile  parece necesitar de tanto en tanto. 

La desgracia que se avecina sorprende que la dirija el economista Eyzaguirre, el actual Ministro de Educación. Está bien que no sepa de la educación chilena (nada nuevo bajo el sol) pero más de algo sabe de como funcionan los mercados y podría proyectar entonces el éxito probable del monstruo universitario estatal que se empeña en crear.

Doblemente culpable el Gobierno de Piñera: 1) Por las razones que sea, no fue capaz de enfrentar oportunamente los cambios educacionales que se hacían necesarios después de treinta años de un proceso de crecimiento impresionante de la Educación Universitaria. 2) Su fracaso dejó a Chile expuesto al experimento universitario que hoy quiere imponer Eyzaguirre.                



                

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